Con la música a otra parte (I)
Con Dj Sosa RD iniciamos una serie sobre Djs y productores migrantes
“Nací en Santo Domingo donde vivía una vida normal. Hice un grado de Publicidad. Cuando yo era muy joven yo era un poco liante. Me gustaba mucho la calle. Salir y eso. Estudié publicidad porque era como que es lo que estudia la peña allá que tiene inclinación creativa, pero no sabe muy bien qué hacer”.
Estoy con Julio Sosa, dominicano conocido en cabinas y redes como Dj Sosa RD, en una terraza de enfrente del Hospital Clínic. “Ahora llevo diez años viviendo en España. Ocho en Valencia y los dos últimos en Barcelona”.
Mi interlocutor se disculpa por si se le nota raro. Me dice es por la grabadora. Le respondo que no me queda retentiva suficiente como para grabar en mi cerebro lo que digamos en la próxima hora y media de conversación in crescendo. “Es la autoconciencia de cuando sabes que te están grabando”.
“Mi primer contacto con la música en un sitio físico fue con el punk. Con el metal. Con el emo. Con la segunda ola del emo. ¿No sé si tu conoces un poco de ese estilo?”.
No, la verdad que de emo sé poco. He sido muy emo en mi vida, pero del estilo musical no ha quedado ni rastro en mi vida.
Yo a Julio le he llamado porque me ha parecido muy interesante su última publicación en Bandcamp, “Para mi papá”.
¿Parará papá?
Pero si hablamos de primer contacto con música en general. Lo que yo Julio escuchaba en casa era otra cosa. Su amor por la música viene por su padre que era muy melómano. Su padre siempre quiso hacer música pero nunca aprendió.
“Pero yo creo que soy Dj por mi padre. Era el típico que en la fiesta controlaba el radio. Fue mamar muchísima música de él. De pequeño me acuerdo de los conciertos de merengue. Iba a clubs sociales, sitios así con membresía, que tiene piscina y cancha de tenis, como para pasar el día con la familia. Llevarme a ver conciertos de Juan Luis Guerra. Fiestas en casa de mi abuela. Mucho bolero. Merengue. Mariachis. Cosas mexicanas. Esos fueron mis primeros contactos. Pero cómo te decía antes, el punk fue el primer contacto que tengo con una escena, de gente que estaba ahí”.
Así que “Para mi papá” está dedicado a su papá.
Claro, qué tonto.
En realidad, suena a la música que escuchaba de su papá pero desenfocada. Un recuerdo, un espectro de una música que nunca fue.
Esa deconstrucción en lo que hace Sosa me ha recordado en algo a lo que practica Dj Python. Es como llevar el rollo tropical a una zona más espectral. Más glo-fi.
“Titulé ese material “Para mi papá” porque son canciones que me recuerdan a mi papá. Y empecé a experimentar trasteando con unos loops. Y me entró mucha nostalgia al escucharlo. Como un pequeño retrato impresionista, una textura, un pequeño momento... De cómo yo me siento respecto a ese pasado que yo tenía. Cuando empecé a investigar en internet de muy joven yo veía el cartel del Primavera Sound. Leía sobre el Sónar… Eso me parecía como el puto paraíso. Y yo allá en esa isla... Pero cuando llego aquí a España pienso, «si lo realmente idílico era con lo que yo me crié». Toda esa mezcla de cosas que yo fui conociendo, en realidad es lo que me ha dado algo único que decir. Es un ir atrás para reconstruir y poder seguir hacia adelante a toda marcha”.
Ketaminimal en el país del merengue
También me comenta que lo único que no entiende de Barcelona es que si vivimos en un centro neurálgico de cultura y de música de Europa, ¿por qué no se exportan figuras locales? “Se trae mucho talento de fuera, se le monta el showcase pero de aquí para fuera no salen nombres. Que la industria no se mueva de aquí para allá. Es difícil de entender”.
De importar en República Dominicana importaron mucho artista global con el que Julio tuvo sus primeros contactos con la electrónica. Una música que se parecía a lo que yo, al otro lado del charco, también consumí.
El circuito de Ibiza, por ejemplo, si llegó a la República Dominicana de la mano de un Dj como José de Divina. Recuerda que lo fue a ver a una finca, a las afueras de la capital. Tenía como 19 o 20 años. Julio era de los que lo daba todo en pista. Era de los de pedir caña. A los dominicanos les gusta muy duro.
“Pero yo empecé a salir en 2006, cuando el minimal techno lo estaba petando. Hablando de españoles yo vi a Álex Under allá. Y a Tadeo, que fue increíble. Fue de los primeros lives que vi de peña tocando con computadora. Fue en un local que se llama Om… Ohm… ahora no recuerdo, creo que era por “Oooom”, por el mantra... Allí también vi a este pavo de Detroit que hace como house, ¿cómo es que se llama? Eso, a Waajeed lo vi allí. Lo vi del tirón allí. No sabía quién era. También vi a Toni Ríos”.
Eso es cuando Julio entró en contacto con la música electrónica. Cuando el minimal techno iba a tope con sellos como M_nus.
Eran los dioses en aquella época. Dioses llegados directamente de Europa. Pero al primer Dj que vio fue a Eric Morillo. Allí se popularizó lo de hacer fiestas masivas que le llamaban “bonche”. Eran como raves masivas. Las hacían en hipódromos y en estadios. En la playa. Eventos enormes. Eran muy grandes. Se consumía música de Danny Tenaglia que también fue muy grande en República Dominicana. “Yo no llegar a pillar eso porque eso fue antes con el progressive y tal. Deep Dish. Chus y Ceballos también eran muy conocidos allá. Me sorprendió que sigan activos, por cierto”.
Y entonces Julio conecta sus primeros recuerdos electrónicos con aquella escena de minimal, para muchos años oscuros de poco antes de las redes sociales.
El minimal.
El minimalo.
El ketaminimal.
Seguro muchos os acordáis.
“La primera fiesta masiva que hicieron allá fue con Sven Väth. Lo llevaron a un autódromo, sí, la pista donde hacen carreras de coches. Carl Cox, otro que también pasaba por allá. En la segunda fiesta a la que fuí estaba Magda. Hizo que yo me enamoré de la música electrónica. Troy Pierce, Marc Houle… Todos estos blanquitos de cerca de Detroit que, como Richie Hawtin, se fliparon con la electrónica. A Richie Hawtin no lo vi. De hecho iba a ser mi primera fiesta electrónica, que él iba como Plastikman, nada menos. Como en el 2004 o así. Había comprado la boleta pero la noche anterior me robaron en la calle. Yo tenía como 16 años. Mi madre se puso muy pesada y no me dejó salir de la casa. Y perdí la entrada”.
Me explica que cuando vio a Magda la primera vez fue en la playa. Y no en un tugurio oscuro como hacíamos aquí en Europa. “Es un entorno muy guay para hacer una fiesta de techno. Con el calorcito. Estás bailando y de repente descansas sentado frente al mar”. Así me chupo yo el minimal y lo que me echen.
“Allá no había clubs para llevar a toda esta gente. Este era un local que se llamaba Caribbean Sun, pero luego había como fincas que la abrían y hacían eventos ahí. Había una muy famosa que se llamaba La Yuca, creo que era”, añade Julio.
El name-dropping de Djs sigue con otro mítico como Alexi Delano, uno de los sets que más marcó a Julio porque fue la primera persona que vio que pinchaba algo que era “como psicodélico, no era tan melódico, no había tanta clave…”.
“Ah, y también vi a Pascal FEOS que en paz descanse, que también fue increíble. Estaba en su época tech-house pero bien cañero, bien duro… También vi a John Selway. A Paco Osuna también. Un amigo mío lo llevó para allá. Y otro que no sé si se conoce mucho por aquí, Franco Bianco. Argentino. Ahí fue que yo me enamoré de la música electrónica y empecé a pinchar por esa época”.
“Después del descubrimiento de la música electrónica, conozco a un amigo que me enseña el reggaeton. Pero el reggaeton bien. Yo de adolescente no quería saber nada del reggaeton porque era machista y tal. Este amigo me enseña a Dj Playero. Me enseña el hip hop dominicano. En ese momento ya el dembow estaba empezando. Descubro a gente de barrio haciendo música con los pocos recursos que tienen. ¿Y qué es lo que tienen? Pues samplean. Y su voz. Y demuestran quienes son. Y ya. Y ahí se me abrieron los ojos. Y es curioso porque ese amigo vive aquí en Barcelona y se metió luego con el minimal techno como rumano y tal y organiza fiestas de eso aquí. Y le va bien. Pero ahora no me llevo con él. Una vez tuvimos una discusión porque me dijo que era una puta locura lo que yo estaba haciendo. No entiende mi sonido. Todo le parece muy acelerado. Pero yo le estoy muy agradecido porque me abrió los ojos”.
Mientras perfilo este post que espero te haya gustado, compruebo que Julio ha actualizado su Bandcamp con un cameo junto al colombiano Miguel Rojas aka Aleroj.
En unas semanas retomaremos esta serie en la que pondremos un micro a más gente que, por una razón u otra, ha tenido que irse con la música a otra parte.
Hasta el lunes que viene.