Jaleo y mamarracheo
El viernes me acordé en Acció Perifèrica del Lokotrón y del Distrito Distinto
“Devenir ideal p’arrebuccarçe o rasgarse las vestiduras durante el viajecito de la capital cosmopolita al pueblo o en los autos de choque de feria provinciana, pal perreo ecstático wanna-raver o el postureo clubero de yonkis de la testosterona y pa la kafeta kuir okupa o els festivals subvencionats-precaritzants pro.nòmades.digitals de la España Vacilada… entre cualesquiera destinos pida la cuerpa serrana”.
El viernes pasado estuve en la librería Acció Perifèrica de Vilapicina:
“La primera librería LGTBIAQ+ y Transfeminista de Nou Barris”.
Como os comenté la semana pasada, mi amigo TT U’R’I (en la foto lo tienes en la Estación de França, final del viaje para muchos emigrantes que como los padres de Uri y mi madre llegaron a Barcelona en busca de una nueva vida, unos desengañados y otros engañados) me pidió que le acompañara en la charla con la que presentaba su nuevo mix “Neo Jaleo” publicado en la web Centralzine (y que puedes escuchar desde aquí una vez se acabe una intro que le escribí con cariño).
Se habló más de identidad que de música.
Así que como hombre blanco, cincuentón y hetero me quedé un poco fuera de juego. Con lo que adopté mi identidad favorita.
La de infiltrado.
La del desubicado.
La del que pincha en el Sónar sin que su nombre aparezca en el programa.
La del que va al campo del Espanyol invitado por sus amigos pericos.
La del charnego catalán que monta una charla sobre minitecas venezolanas.
Yo creo que en general lo que hay es mucho “wannabe”.
A la gente no le vale hoy con ser.
Hoy hay que querer ser.
Y no sé si se está siendo.
Yo soy de cuando la calle no valía una perra gorda y ahora resulta que ser del barrio es lo más. Ahora la gente que no tiene barrio se lo inventa.
Por lo demás, yo ya estoy más por diluirme como hizo aquella gota de agua que se lanzó al océano.
El síndrome del impostor es mi charca favorita.
Esta vez me fui por peteneras con un recorrido sentimental por locales que tienen algún punto de unión entre la música electrónica y el flamenco.
También he recopilado algunos antros que marcaron mi identidad clubber y mamarracha.
Y es que yo de joven era más mamarracho.
Exíjanme que vuelva a ser más mamarracho.
Moog. Villa Rosa. Arc del Teatre. Desde que tengo uso de (sin)razón, en la sala de arriba de este antiguo cabaret de varietés para turistas de fuera y otros de dentro, como esos burgueses locales en busca de carne joven y fresca, se ha pinchado tradicionalmente mamarracheo como contrapunto de la sala principal que era purito techno (desde 1996 el Moog de la empresa Mas y Mas, responsables de reabrir tres años antes Los Tarantos, el primer tablao flamenco de Barcelona en la Plaça Reial desde 1963).
La erótica de los reservados en Barcelona.
En esta ciudad si querías triunfar con tu local debías destinar una sala a los VIPS. Una sala dedicada a unos pocos. La sala VIP del Otto Zutz fue de las más deseadas, pero nos salimos del tema.
Tenéis otro vínculo entre el techno y el flamenco con la minúscula Macarena, antigua taberna flamenca de los tiempos del pistolerismo.
Punto final de una ruta muy preciada entre los influencers de la segunda posguerra mundial, que se iniciaba con un buen “conciertillo” en el Liceo y desembocaba en un buen àpat en el restaurante Los Caracoles (primer establecimiento en el que se sirvió Ketchup en toda la ciudad y que el mismísimo John Wayne celebró una fiesta privada en cuanto supo del atentado mortal sufrido por JFK).
“Però el que realment va posar a La Macarena en un lloc de l'olimp de la nit barcelonina van ser els seus espectaculars saraus flamencs. L'interior del local era una desfilada permanent de venedors ambulants que hi trobaven el lloc idoni per col·locar les seves mercaderies al personal. Caricaturistes ràpids, venedors de tabacs, llumins, flors, loteria i fins i tot de plumes estilogràfiques i souvenirs hi feien cap cada nit”.
Muy bien ubicado para acoger esos guiris que deambulan por los aledaños de las Ramblas. Oficialmente, en esta caja de cerillas de Nou de Sant Francesc caben 80 personas con lo que, supongo, las colas deben ser kilométricas.
En esta ciudad si quieres triunfar abre un local minúsculo en el que quepan un puñado de personas. Cuanto más apretado esté el público entre las cuatro paredes, más gente querrá entrar. A más incomodidad más peticiones de gente para acceder.
Pero a mí los locales de techno me han parecido, por lo general, demasiado testosterónicos.
Me lo he pasado mejor en los de house. La verdad.
En los de house de, como se decía en otros tiempos, “ambiente mixto”.
Comentario en Barcelofilia:
“yo fuí DJ del Distrito y mi novio era el portero, un chico negro de Philadelphia. Juntos organizamos la PRIMERA fiesta de DRAG QUEENS que se hizo en BCN, "DISTRITO IS A DRAG". La reseña salió publicada en La Vanguardia. Manolo era el encargado del Distrito, un tío estupendo que sigue en el negocio de la hostelería. RIP Joan Guals, "la gualsa". GOD BLESS DISTRITO”.
Sito en el 140 de la Meridiana, con Aragó, tenemos otro local del que me gustaría hablaros: Distrito Distinto (la foto de más arriba está extraída de Barcelofilia).
Merece una apostilla gorda en esta librería porque fue uno de los primeros locales en los que coincidió en la pista de baile público gay y hetero. Cuando ir a la Meridiana era ir allí “ande los diablos”. De cuando en los locales de madrugada se preocupaban por tu hambre y servían bocadillos.
“El primer local que conozco que cierra a las ocho de la mañana, con lo que todo el mundo sabe que no vale la pena entrar a las doce de la noche y se empezaba a llenar a partir de las cuatro de la madrugada. Sus primeros meses fueron súper gays, pero de los de cuero negro y bigote con cuarto oscuro abajo. La música era muy ecléctica, de Grace Jones a Soft Cell, pasando por Pet Shop Boys o James Brown. Era como un rollo Nueva York trasplantado en plena Meridiana. Nina Hagen, Talking Heads, estas cosas. Con ese horario tan amplio el local se llenaba de gente de lo más variopinta y además muy rara. Me acuerdo de unos gemelos enanos que eran gitanos que vestían unos zapatos de punta que parecían bufones, aquello era tremendo. Yo era jovencito y esas cosas me impresionaban”. Lulu, aficionado a la noche con una memoria prodigiosa.
Antes de aventurarse con Distrito Distinto en el 84, el empresario Joan Guals, asesinado en 2007, tenía abierto en el año 1981 el Cha Cha Chá en la calle Castillejos, el primer local de ambiente mesclaet de la ciudad (también estuvo involucrado en la que dicen fue mejor época de otro local que estiraba los horarios que no veas, el KGB).
Mayka Navarro, especializada en sucesos del área metropolitana de Barcelona firma el 11 de diciembre de 2007 una noticia en El Periódico en la que se informa de la muerte del empresario Joan Guals, fundador de las discotecas Distrito Distinto y Distrito Marítimo y que un poco antes se había involucrado en la apertura de Hotel 54 del Paseo de Joan de Borbó de la Barceloneta: “Los Mossos d'Esquadra investigan las circunstancias que rodean la inesperada muerte de Joan Guals, de 64 años. Incombustible empresario y gurú de la noche barcelonesa de finales de los años 70, un amigo encontró su cuerpo sin vida ayer por la mañana en su piso de la Barceloneta”. El mismo diario informaba unos días después que los Mossos habían confirmado el asesinato del empresario por estrangulamiento con una corbata.
Otro local de cierto ambiente y mucho ambientazo, La Terrrazza, la de los inicios, con aquellas drag queens que sacaban golosinas del escote. “¿Cuantas quieres?”. En los primeros años “ambientaba” el equipo del Satanassa y gente del Distrito. Fue la clave del éxito. Contraste con ese ambiente testosterónico de la makina. El de las mujeres llavero. Con la oscuridad. Del “¿qué miras?” al “mírame”.
Entré en La Terrrazza hace un par de veranos y morí de la tristeza. Por mi y por los asistentes. Porque no habían vivido aquellas fiestas de finales de los 90. Nos han escamoteado la fiesta. Os han escamoteado la fiesta.
La Terrrazza está ubicada en la maqueta del folclore en Barcelona. Todo el folclore de España está concentrado en el Poble Espanyol. Para meta folclore su plaza Major. Un espacio donde tuvieron lugar las primeas ediciones del Primavera Sound. Armand Van Helden cerró la primera edición en esa especie de Frankestein de lo cañí.
¿Y donde se escuchaban los primeros discos de Armand Van Helden?
En el Distrito Distinto.
Pero no me gustaría acabar sin mencionar los afters. Claro.
Afters con público transgénero, para mi lo trans es sinónimo de fiesta, de diversión, hedonismo. Hélice, el Neptuno, al que sólo entré una vez pero no sabría ubicarlo (pero estaba muy cerca de Passeig de Gràcia seguro).
Hablando de transición. Teníais a Ana de Sitos DF. La madrina del Lokotron. De cuando las RRPP lo eran todo en los locales. Su B-Day era sinónimo de despiporre máximo. Buenri de Pastis & Buenri se dejaba caer por ahí a ver quien había.
Ambiente más mamarracho. Más drogainómano. Música más cara a barraca.
Aunque esto último con reservas. Uno de sus residentes, Paco Maroto, te podía poner en una misma sesión una remezcla de Danny Tenaglia y “On track” de Yello.
Yo mañana me iba por última vez a una última fiesta del Lokotron.
“Nos vemos en Chikita”.