La nostalgia es Modern Talking sonando por el patio de luz de casa de tus padres un verano de 1985 en el barrio de Sant Crist de Badalona.
Te haces mayor y te das cuenta de que eran una estafa, vale, pero Milli Vanilli y Boney M también lo fueron y en cambio nadie los considera como tal y además caen simpáticos.
El pop en general es una estafa.
La nostalgia también.
Si unes pop y nostalgia te da como resultado la gran estafa.
Antes de empezar a pormenorizar mi drama personal, me gustaría recuperar esta propaganda del ministerio del interior con el que me topé en el aeropuerto de Asturias en 2015 y en el que se avisa del riesgo de circular por los aeropuertos con drogas.
En el interior de la maleta confiscada a un camello (o mula) se advierte de la presencia de una cinta de Modern Talking. Me parece una manera genial de advertir del tiempo que pasaras en prisión.
Pero es que si le das al zoom te darás cuenta que el diseñador se tomó la licencia de cambiarle las caras, a las muy hanseáticas caras, de Dieter Bohlen y Thomas Anders, por una versión así como más hispánica y que, en realidad, el dúo se llama Moder Falkin.
Definitivamente, este diseñador de la agencia JWTDelvico Madrid es un cachondo.
El pasado mes de noviembre el moreno de Modern Talking y Sandra tenían montada una gira de hasta tres fechas por nuestro país.
Yo ni me paré a pensar que igual tres fechas eran demasiado para dos estrellas del pop que hicieron furor allá por los años 80.
Que igual al promotor se le había ido la olla con una gira en pabellones con más de 10.000 espectadores.
Por esas fechas mi hermana y mi cuñado se sacaron dos pedazos de Opos y pensé sería un buen regalo invitarles al concierto de Badalona.
El concierto tenía que celebrarse en el pabelló Olímpic de Badalona, a tiro de piedra de donde viven los dos.
“Un sueño hecho realidad, el moreno de Modern Talking va a cantar al lado de casa”.
¿Qué hermano mayor al escuchar estas palabras de su hermana no se derrite como un flan y corre a comprarle una entrada a su tata?
También os digo que menos de un segundo después de darle al botón de “comprar”, algo fugaz pasó por mi cabeza. Como cuando ves una sombra de reojo y sabes seguro es el espíritu de una familiar cercano que te está espiando.
Ese pálpito podía haber llegado un segundo antes y ahora tendría 200 euros más en mi cuenta y un quebradero de cabeza menos.
Una prueba de esta terrible sospecha no tan infundada.
Esto de abajo es lo que escribí al poco de comprar la entrada, faltaban dos semanas para el evento. En conversación con un colega por Tuiter al que le decía que, al igual que él, yo por lo que pagaría sería por ver el trajín del backstage.
Nos enteramos de la cancelación del concierto sólo unas horas ante de la hora en la que tenía que empezar el mismo. El aviso por mail cayó en mi bandeja de spam y no me entero si no es porque mi cuñado me avisa.
Bajó al pabelló Olímpic, donde una vez vi llegar a Schwarzenegger en los JJ.OO., para ver si se enteraba de primera mano de las causas de la cancelación que no se quedaban claras en el mail.
Allí sólo encontró a un criptobro que lleva llorando desde abril del 2022 por el último encuentro de la IM Academy.
La estafa no distingue edades en el pabellón de la Penya.
Aquí tenéis un vídeo titulado “Thomas Anders Cancelado en España: ¿De quién es la culpa?¿Qué sucedió realmente?” donde se habla del caso que eterniza mis noches en insomnio letal.
You break my heart
Así, en resumidas cuentas.
Por lo que parece, el promotor no devolverá la pasta hasta que no aparezcan publicadas nuevas fechas.
O sea, que si quieres que te devuelvan la pasta ya puedes esperar sentado.
Y digo parece porque a mí nadie me ha respondido el mail dando explicaciones. Me he enterado por la prensa.
Miro las fechas de 2024 y tiene febrero copado con bolos que más bien parece la fase de grupos de una copa intertoto del 2004, con Bucarest, Katowice y Vilnius como escalas.
Mayo lo tiene todo copado en Alemania y ya después se va en junio a Sudáfrica, nada menos. En julio no tiene nada, ahí supongo habría un hueco para los fans españoles, y en agosto repite en Bergen auf Rügen, no tengo ni idea por donde cae pero parece que le quieren mucho.
Si el moreno no canta en España, no se nos posibilita la devolución, pero lo más lógico es que el moreno, se supone, no quiera volver a confiar en un promotor que le ha dejado colgado pocos días antes de un concierto y sin haberle pagado un duro.
Lo que te rondaré moreno.
La empresa organizadora es LA Concert Group LLC, ubicada en Los Angeles, lo mismo te monta un concierto de Los Tucanes de Tijuana amenizado con espectaculares fuegos artificiales que un recital de la Mariachi Vargas De Tecalitlán con una lluvia de confetis que si fuera agua se acabaría el problema de la sequía en todo el mundo.
He llamado a FACUA-Consumidores en Acción y me dicen que pueden representar en el caso que nos ocupa, pero me tengo que asociar y la cuota anual es de 104 euros.
Me informan que también me puedo dirigir a la Oficina Municipal de Información al Consumidor (OMIC), que está cerca de casa.
Así que me personé el viernes pasado en las dependencias de Ronda Sant Pau y por un momento creo estar en Leipzig en algún momento de la década de los 80.
El señor que me atiende en ventanilla me explica cómo tramitar la queja de manera telemática y en cuanto la reciban la remitirán al promotor. “Si en dos meses el organizador no responde entonces iniciaríamos una nueva fase en la que entraría la Junta Arbitral de Consumo para reclamar el dinero de las entradas. ¿La diferencia? Que lo reclamaría de una manera más, digamos, subida de tono”.
Por lo demás, tengo a todos mis amigos movilizados en busca de alguna pista de dónde puede estar mi dinero. Desde aquí mi más sincero agradecimiento.
El domingo día 4 mi amigo Oliver del boletín El Puto Guiri, que podéis degustar también desde esta tu Substack amiga, me sopla que Thomas Anders, por fin se ha dirigido a los fans, apenas 70 días después de la cancelación de los conciertos.
Ondea sobreimpresionada una bandera de España y un titular color rojo con un tipo bastante horrendo, lo que le da al comunicado un tono siniestro más que tranquilizador
En el vídeo aparece en jersey de color oscuro, delante de lo que se intuye puede ser una terraza de longitud selvática, una columna dórica se vislumbra a su izquierda, y viene a explicar con ayuda de una tablet lo que ya sabíamos por los grupos de denuncia de Facebook: que se enteró de la cancelación de la gira pocos días antes debido a un macro contagio por COVID entre los encargados de montar los conciertos y que tampoco ha visto un duro.
Sólo una cosa nos queda clara, mi bro louie:
El pelazo moreno ha dado paso a un sencillo corte de pelo con raya al lado, muy asequible al común de los mortales.
Com que és millor riure que plorar, recordar que l’Óscar Nin va dedicar-li a Modern Talking la seva col·laboració al Via Lliure de Rac de fa un mes. Molt d’acord amb la seva quirúrgica definició sobre les lletres de les cancçons dels teutons: “L'espera d'un amor idealitzat que sempre està per arribar".
El estremecimiento de nuestra propia imperfección
Esencia de zíngara que sale ahora de hacer horas extras en mil y una noches en un tugurio del este, de cuando aún no existía el Azerbaiyán.
Esa era Sandra.
Mi Maria Magdalena pre púber.
Mi crush de los 13 años.
Y probablemente la causa de mi pasión por el oriente de Europa.
Ahí tenéis una foto fija de mis fantasías de casi adolescente: letras de canciones en las que abunda el “you break my heart” y poluciones nocturnas animadas por una sensualidad que podríamos ubicar en algún punto entre las tierras magyares y el Cáucaso.
Blanco y en botella.
Por cierto, Sandra no ha tardado 70 días en pronunciarse sobre la cancelación.
Directamente se ha abstenido de hacer declaración alguna.
Sandra estaba casada por entonces con un productor rumano llamado Michel Cretú, que decían las malas lenguas que era muy malo.
Pero malo como de vampiro rumano que chupaba la sangre de mi amada Sandra y que mientras se relamía contaba con un proyecto en paralelo llamado Enigma. Un pastiche con ínfulas que podía mezclar el “Ultraviolet (Light My Way)”, de U2; “A Survivor's Tale”, de Anne Dudley y Jaz Coleman; la conversación de la NASA que usara Vangelis para el “Mare Tranquillitatis” de su álbum “Albedo 0.39”; y la base rítmica de Peter Gabriel en “Kiss That Frog”.
Entre la new age y lo que por entonces se conocía como world music.
Si amigos, eso es lo que preparaba en su tenebroso estudio el oscuro Michel Cretu.
New age y world music. Dos conceptos bien controvertidos, hermano.
Para que nos entendamos, un proyecto que podía funcionar como chill out radioformulero, de cuando aún no se estilaba el chill out, y que tuvo bastante tirón entre los que todavía no sabían que en unos años visitarían la India y volverían escaldados.
En los títulos de crédito se destacó lo novedoso de la utilización del sampler de una flauta japonesa utilizada por una secta zen: la flauta shakuhachi.
Me di cuenta del interés de los más jóvenes que yo en Enigma hace unos meses con el mix de la Dj australiana Evie, con raíces en aborígenes eora, grupo que se defendió como pudo de la varicela que trajeron los miles de convictos blancos a las costas de Sidney a finales del XVI. Creo que ahora está afincada en Londres desde donde recupera el tema que os pego más arriba para su aportación al catálogo de mixes de 1800 triiip de Planet Trip Records.
En esa línea Enigma meets monjes gregorianos meets flauta de pan (o de afilador) al salir del metro de plaza Catalunya tenemos también esto del Dj de cosmic de Innsbruk, DJ Stefan Egger.
Hace poco el sello Antinote incluyó un tema -en este caso roza la gralla catalana- en un recopilatorio de afro cosmic 90s comisariado por Ygal Ohayon.
Os dejo con él hasta la semana que viene.