En los últimos días han traspasado figuras de la house music como Dj Funk y nos han dejado ancestros de la black music como Roy Ayers y Roberta Flack. El amigo
desde su cuenta de bluesky va más allá y nos informa de la desaparición del Dj y digger connaisseur de la disco music, Andy Williams aka Yam Who.Desde que tenemos redes sociales muere alguien conocido todos los días. Es imposible dejar de pensar en la muerte.
Yo el otro día calculé que desde que paso de los 50 años pienso en la muerte unas 20 veces al día. Unas 30 los fines de semana.
Por eso decidí acercarme hasta la remota biblioteca Francesc Candel del carrer de l’Amnistia Internacional, tan espléndida como animosa en actividades, lo mismo te presenta un taller para conocer tu ordenador por dentro, como te monta un ciclo sobre vida más allá de la muerte. Y después hay gente que está en contra de pagar impuestos.
“La muerte no existe. Nacer y morir son aspectos del mismo ciclo. En cada momento de la vida algo se está muriendo. Yo mismo, me he muerto un poco desde que empecé esta frase”.
Asistí el lunes pasado al cierre del ciclo de la existencia y del más allá (“parlem de la mort per a un millor viure”), con una ponencia titulada “Acompañamiento en el duelo y en el proceso de morir”, dictada por el doctor Vicente Arráez, que agradeció el atrevimiento de los organizadores a la hora de hablar de este tema (“somos moribundos pero nos cuesta hablar de ello porque nos cuesta aceptarlo”).
Y de morirse sabe un rato este tal Arráez, por cuanto se jacta de acompañar a unas 3000 personas en el tránsito de la vida a la muerte. Entre ellos un chico con polio muy limitante y con una vida muy limitada en cuanto a relaciones. A punto de morir llamaron al cura y habló con él en una reunión de última hora en la que acabó «desesperadísimo». Le confesó al doctor que el cura le había dicho que debía arrepentirse por sus abundantes masturbaciones y no sabía como se arrepentía uno de eso. “Reformula la cuestión y míralo como un acto de amor hacia ti mismo”, le comentó el doctor. Murió tranquilo al día siguiente.
Una de las oyentes preguntó si aquellas pequeñas experiencias de muerte que vas teniendo a lo largo del día, -los que saben que es morirse llaman «consciencia» de uno mismo-, se podían considerar lo que dicen los poetas «la pequeña muerte». Un malentendido delicioso que el ponente ribeteó con un “eso para los franceses es tener un orgasmo que, como todo el mundo sabe a estas alturas, es otra forma de morir”.
En las bibliotecas debería poder hablarse más de orgasmos y de muerte. Esto es así.
En la atestada zona polivalente abundan las mujeres en un 95 por ciento. Si las mujeres también son mayoría en las clases de baile y de teatro, así como en los talleres de cerámica, entonces: ¿donde están los hombres? A tenor de la edad de las presentes puede que, en el caso que nos ocupa, los muertos sean ellos.
Otra de las usuarias preguntó si desmayarse es morirse un poquito: “Al principio me agobiaba y me cogía a lo primero que tenía a mano, pero con el tiempo llegué a saber cuando me iba a desmayar. Y entonces me tumbo en la cama y me quedo a gustísimo”.
A lo que el moderador comentó: “Morir no sé si te mueres. Pero te desmayas muy bien”.
De l’Arráez al Pelàez
L’altre dia vam anar amb els Uncle on Acid (segur que els ha afectat una altra mort recent, la de Brian James, guitarrista dels The Damned, tothom té algú a qui plorar aquesta setmana) a veure en Roger Pelàez, a qui trobo a faltar cada dia perque no ha fet el pas de Twitter a Bluesky i em perdo les seves encertades reflexions seborreiques. El cantant de Zombie Pujol (teniu el seu últim clip calentet a la part superior), el Jello Biafra nostrat, es financia el psicòleg a costa dels parroquians que s’apropen a l’Antic Teatre a riure amb les seves bajanades el primer dimarts de cada mes. Va parlar de tot el que ens interessa. Va quedar clar, per exemple, que el que es porta ara a la societat capitalista es la metanfetamina i que «l’eme» ja no està de moda. També va incidir en el pla de rearmament de l’Unió Europea. L’estratègia de portar-nos a la guerra serà un fracàs perque quan els humans estem a punt de morir ens travessen uns pensaments bonics que trastocaran la set de sang dels capitosts europeus.
La conclusió és que la gent s’hauri de morir una mica cada dia per ser més feliç. Així que: more’t.
Pero sobretot: “ayaguasqueu-vos”.
Un pajarito se posó en mi ventana
Mientras uno no se muera, en algo habrá que creer.
Así que he estado toda la semana enfrascado en la obra de la antropóloga y escritora Michelle Ascencio, a la que me han recomendado para conocer mejor la idiosincrasia de nuestros panitas venezolanos (en esta newsletter tenemos muchos suscriptores de este y del otro lado del charco, a los que aprovechamos para enviar un afectuoso saludo).
Ascencio antes de dejar este mundo hace justo once años nos legó dos libros dedicados a las creencias espirituales de un país altamente complicado en esta materia, y en muchas otras, como es Venezuela.
En archive.org tienes dos de sus estudios en un mismo link, De que vuelan, vuelan y Las diosas del Caribe. Muy recomendables y amenos los dos.
En el primer libro se detectan las claves del aumento de seguidores de culturas paganas en el país y en toda la zona caribeña. Como esta deriva moldea el sistema de valores de toda una sociedad: “Pero la noción de persecución, en la mentalidad de los venezolanos, no se ubica solo en la esfera religiosa, sino que impregna las relaciones sociales, como ya dijimos, manifestándose en una tendencia generalizada a echarle la culpa al otro y eludir las responsabilidades”.
Una de las lecturas potentes de estos estudios es que la santería formada en América (“resultado de la integración de la religión yoruba, de Nigeria, y el catolicismo impuesto en Cuba”) no es pasión exclusiva de las capas populares más pobres y vulnerables. Un médico de los huesos, una profesora universitaria de semiología o un peluquero hipster pueden ser fervientes seguidores del sistema religioso integrador de la santería: imposible sustraerse a esta tentación posmoderna de crearte una religión a medida. Aún nos extraña, como a Freud, que alguien que se ha sacado una carrera o sea que es mínimamente inteligente, pueda ser, al mismo tiempo supersticioso.
“El devoto de una religión pagana no se percibe como culpable; más bien proyecta sobre espíritus y sobre otras personas el mal que percibe en sí mismo. La proyección aparece como el mecanismo privilegiado de la cultura barloventeña para formular y resolver el problema del mal, el otro siempre tendrá la culpa de la desgracia sucedida y las acusaciones llueven sobre los demás y se hace difícil aceptar cualquier crítica que venga del entorno social. En estas acusaciones permanentes a los demás puede leerse, nos dice Nelly García Gavidia, la necesidad de reafirmación, la tendencia competitiva y el miedo a responsabilizarse por los fracasos”.
Y aquí me quiero detener en la figura que más me interesa de todas las que toca el estudio de Ascencio que es la de María Lionza, la gran vedette de las nuevas religiones sincréticas. Para empezar, un personaje de génesis confusa. No está claro si fue una comendadora española llamada en realidad María de la Onza o princesa indígena amiga de las serpientes. Sea como fuere, encarna el gran éxito de las “nuevas” religiones que se escampan por Venezuela y que ha calado con fuerza en sectores que no dirías, como, insisto, en las intelectualidades del otro lado del Atlántico.
Pero no todo es camino de rosas.
María Lionza tiene que luchar contra dos fuerzas que la consideran una arribista de la fe: la tradicional corriente católica que importaron los españoles y la evangelista que sigue comiéndole la tostada a todas las demás influencias religiosas en esta Nueva Era religiosa.
“Las investigaciones sobre la religión de María Lionza señalan su lenta conformación y difusión a partir de la explosión petrolera, en los años cuarenta o cincuenta. De un culto indígena a las serpientes, se ofrece hoy como una religión cuya capacidad de aglutinar y reunir diversas tradiciones, enfoques y creencias ha sido reiteradamente señalada por los investigadores. La plasticidad del culto, su carácter pagano, que le permite incluir a los dioses y personajes históricos propios y foráneos, el valor central que confiere a la enfermedad, hacen de María Lionza una religión abierta a las necesidades de los creyentes que se ha ido adaptando a los retos de la modernidad”.
Los brazos de María Lionza son tan grandes que es capaz de abrazar un montón de sensibilidades espirituales y de lo más variopinto en este mundo religioso en “constante ebullición donde los dioses no dejan de entrar y salir”:
“…un sinnúmero de cortes de espíritus, santos y dioses de otras religiones incorporados también a su panteón: la Corte Celestial, que rige Jesucristo e incluye a los santos y santas católicos; la Corte Africana, que incluye a las «Siete potencias» de la santería (Obatalá, Ogún, Shangó, Yemayá, Ochún, Orula y Eleguá); la Corte Vikinga, que agrupa a los espíritus vikingos, conocidos por su ferocidad. En otras cortes encontramos a Cleopatra, la reina Guillermina de Holanda, Stalin, Hitler.. Se trata, como dijimos, de una religión muy compleja, cuya capacidad fundamental es la de integrar creencias, dioses, cultos y rituales en un solo sistema”.
Lo de la inclusión de los vikingos en el aparataje marialionzero de tintes africanos me lleva loco toda la semana. Pero es que la de Maria Lionza es una religión en constante evolución y esa permeabilidad le da ventaja sobre el esclerótico catolicismo. María Lionza se aprovechó de la popularidad de las películas de vikingos en la Venezuela de los 40 y 50, un modelo de guerrero que cuenta con su legión de admiradores en expansión desde los 80. Yo la verdad que en este tema no pasé de la tocada de narices de Vickie el vikingo.
“Los Vikingos encarnan la aspiración máxima de libertad, acción y lucha, de transformación e instauración de otra realidad. No fue difícil para la investigadora ver en estos espíritus, en sus gestos y en su discurso un aviso de la violencia que caracterizaría a la sociedad venezolana de los últimos años”.
En Las diosas del Caribe, por su parte, se explica por qué Venezuela no contó nunca con una religión africana propia como Brasil. Se habla de mayoría de esclavos llegados del Congo, muy ligados a su tierra y al culto familiar, al transportar al esclavo a otras partes de América, su cultura quedaba en tierra africana ligada a su linaje. Las características de las haciendas venezolanas no requerían de más esclavos venidos de otros puntos de África, no hay que olvidar que también disponían de indígenas locales, con lo que la formación de una religión africana en suelo venezolano como el vudú fue imposible y los ritos congo que han prevalecido en el tiempo fueron integrados a la santería.
De la lista que aparece en este who is who de las diosas del Caribe, Obá es mi orisha preferida, aunque de ella hay poco escrito en la etnografía clásica. Representa el amor reprimido y el sacrificio por el ser que uno ama y según reporta la propia Michaelle es desgraciada en el amor y en compensación tiene éxitos materiales: “Sus devotas son, por lo general, feministas militantes”.
Muy interesante también la parte de la disección del significado del zombi, del muerto en vida. Un signifcado que va en dos direcciones:
“Así, el zombi, ESCLAVO ABSOLUTO, es el ser alienado por excelencia, desposeído de su voluntad y obligado a trabajar para siempre para su amo. Según Maximilien Laroche, el mito del zombi tiene una doble significación, económica y religiosa, que explica su persistencia: es el símbolo de lo que el haitiano más teme: la vuelta a la condición de esclavo. El mito contiene así un mandato fundamental: no hay retorno a la esclavitud. Dicho de un modo más familiar, el mito nos dice: solo como zombis, volveremos a la plantación”.
Pero es que el constructo zombi es también una herramienta de la hechicería para mantener la cohesión social, para alejar al individuo de la tentación de la individualidad. El zombie recuerda que en la plantación todos los esclavos iban a una y que la revuelta contra el amo, la única exitosa de toda la zona, no se hubiera hecho efectiva de guerrear cada uno por su lado:
“Al zombi no solo se le expulsa del grupo familiar y social, que son todo para él, sino más aún, al individuo convertido en zombi se le expulsa del grupo humano, pues el zombi es un ser que no pertenece ni al grupo de los vivos ni al grupo de los muertos, y como tampoco puede comunicarse con los otros zombis, su soledad es también ABSOLUTA”.
Antes de irme por donde he venido, os dejo con el capítulo hasta hoy más espiritual de La Semanada, en el que describo mi encuentro con las mujeres que adoran al árbol de Montigalà, el mismo en el que en 1987 se apareció la Virgen.