Albuquerque, más allá de Breaking Bad
El Beats and Chips de este mes se grabó en Nuevo México
El otro día os hablé de la visita a Chicago durante la ruta por los Estados Unidos que realizamos el pasado verano con la línea ferroviaria Amtrak. En el boletín de esta semana toca parar en Albuquerque. La ciudad más poblada de Nuevo México y escenario del primer Beats & Chips de la historia grabado fuera de nuestras fronteras.
Como me gusta retransmitirlo todo, antes de subir al tren escribí un tuit en el que anunciaba “mi ruta por EE.UU”. Al poco, me escribió un tal Josh diciendo que, si no teníamos nada mejor que hacer, se ofrecía a recogernos a la estación de tren. Yo más que en un destripador de turistas incautos, pensé que podía ser aquel Dj americano que un día me escribió para ver si le podía conseguir bolos en Barcelona.
Yo qué sé.
Sólo un día antes de llegar a Albuquerque me dio por stalkear la cuenta del tal Josh, -superficialmente, claro, creo que de manera justificada-, por si no era aquel Dj que venía a la ciudad del Sonar a probar fortuna.
Pues efectivamente, no era Dj. En realidad Josh es carpintero y pasaba una temporada en casa de sus padres ya que, en realidad, vive en Barcelona desde hace unos veinte años.
Nos recibió con un cartel en el que se leía “Anna y David” (al principio me pareció muy tierno pero después pensé, coño, pero si sabe cómo se llama mi pareja…).
Total, que nos montamos en el coche y nos pregunta qué nos apetecía conocer y Anna le dijo que yo tenía el capricho de conocer los verdaderos Los Pollos Hermanos (diez días antes de nuestro viaje se emitía el último capítulo de Better Call Saul, así que el efecto Saul estaba más que fresco en nuestros corazones).
Y hasta allá que nos fuimos. (Nota del autor: A esas alturas del viaje ya no teníamos estómago para unos burritos Machaca).
Josh nos comentó también, que sin presión ninguna, pero su madre nos invitaba a una cena regada con unas margaritas preparadas por su padre. La verdad es que fue escuchar margaritas y hacerse la boca agua.
Margaritas en Albuquerque. Suena a título del nuevo LP de Los Mariachis Locos.
La casa de los padres de Josh es maravillosa. Llegamos que ya era de noche, pero pudimos ver un jardín de ensueño, y más para alguien que vive entre las apreturas del Raval. David, el padre de Josh, me pidió que le ayudara a iluminar con el móvil la barbacoa donde preparaba cuatro hamburguesas.
Me gustó mucho poder ayudar en una barbacoa americana real.
Y además en Albuquerque.
Y con margaritas.
David es abogado y me comentó que tenía un cliente que llevaba más de 120 años litigando con otra familia por un puñado de metros de terreno, que marcaban la frontera entre las posesiones de ambas familias. En Albuquerque tienes abogados para todo tipo de causas: por si te has lesionado, por si te va mal en el amor y te divorcias, tus posesiones y las de tu vecino cuentan con una delimitación poco clara… Para todo problema legal, en Albuquerque siempre es mejor que llames a alguien.
Por lo demás, me gustó tanto escuchar a Josh, con ese español impecable que gasta además, que le propuse entrevistarle para Beats and Chips, el podcast en vídeo que cuelgo mensualmente en Youtube. Aquí podéis ver la entrevista justamente en su jardín, en la que hablamos del impacto de la serie Breaking Bad y de cómo se siente un albuquerqueño cuando vuelve a su ciudad después de años viviendo en Barcelona.
También charlamos con Barbara de Llefià. Sí, el populoso barrio de Badalona donde estuvo viviendo Josh una temporada. La madre nos confesó que recuerda con mucho cariño su estancia en el barrio badalonés. Que le dieron muy buena educación a su hijo en la escuela Antonio Botey. También le intenté explicar por qué yo empecé a hablar catalán de manera fluida bastante tarde, cuando llegué a la universidad. No lo entendió pero le pareció fascinante todo el tema.
A mi me maravilló hablar de Llefià con las estrellas iluminando el cielo de Nuevo México.
Al día siguiente, Barbara se ofreció a acercarnos con el coche a un centro comercial a comprar unas bermudas (me las dejé todas muy bien amontonaditas en el borde de la cama). El centro comercial era muy grande. Cabía todo Albuquerque.
Por cierto, era 25 de agosto y ya se podían adquirir calabazas y todo tipo de gadgets para Halloween.
En Estados Unidos la campaña más terrorífica del año empieza a finales de agosto.
Otro día la acompañamos nosotros a unos recados. Yo estaba entusiasmado. Porque íbamos a hacer cosas, cosas americanas. Antes de subir al coche, nos anunció algo en relación a unos peces y pensé que íbamos a comprar pescado para la comida. Llegamos a un sitio muy extraño, Rocky Mountain Water Gardens, que al final resulta que es una pedazo tienda especializada en todo lo necesario para tener tu jardín como un vergel.
Preguntó por los renacuajos de rana toro que había comprado un par de meses antes y que suponía habían muerto porque no los había visto nunca por el estanque. La dependienta le dijo que es normal que estos animalitos se escondan durante dos años. Después se les cae la cola, o eso entendí, y ya hacen vida normal.
Le dijimos a Barbara que nos envíe unas fotos de las ranas cuando se dejen ver. Hasta entonces seguiremos acordándonos de aquellas margaritas en Albuquerque.