Llego muy justo a la biblioteca Agustí Centelles, así que me toca el gallinero de su sala de actos.
Me he confiado.
La verdad no me esperaba este lleno a reventar para una charla que en su título lleva las palabras “depresión”, “ansiedad” y “fin del mundo”.
Mientras subo las escaleras me doy cuenta de que hace bastante calor.
Una cosa empiezo a tener clara: no es tarde para jersey de cuello alto.
Lo primero que escucho antes de sentarme es una reflexión de Michel Foucault.
“Es pressuposa que aquesta malatia mental es responsabilitat del propi individu, que d’aquesta manera carrega amb aquest malestar i amb una segona tasca que és la de responsabilitzar-se, de curar-se anant a terapia”.
Quien habla allá abajo en el foso es Eudald Espluga, periodista gironí y autor de ensayos como “No seas tú mismo” (“contra el discurso de la autosuperación y sobre el cansancio de una generación asfixiada por el capitalismo digital”).
Le acompaña en la mesa Laura Llevadot, profesora y filósofa barcelonesa que se va a distinguir en el encuentro como una pensadora bastante pesimista en relación a todo lo que tenga que ver con lo humano.
Es turno del posthumanismo.
La solución de todo esto está más allá de lo humano.
Para entonces yo ya no estaré.
La filosofa arrancará aplausos al público un poco más adelante cuando comente que no hace falta que pensemos tanto en el futuro y en sus esperanzas cristianas (“que això sembla Walt Disney”).
Vaya por delante antes de continuar:
Basta ya de esperanzas.
Dirige el encuentro Oriol Rosell, al que sigo desde hace muchos años cuando escribía para Rockdelux y por su capítulo en el libro “Loops”.
En los últimos tiempos está profundizando en esa idea del retorno compulsivo al pasado desde su colaboración en Ràdio 4.
Los tres ponentes comparten su afición por el profesor Mark Fisher, como quedará demostrado en las más de 20 veces que aparecerá citado en la mesa.
“El cuadro al que me refiero no se constituye tanto por la incapacidad para sentir placer, como por la incapacidad para hacer cualquier cosa que no sea buscar placer. Queda la sensación de que efectivamente «algo más hace falta», pero no se piensa que este disfrute misterioso y faltante solo podría encontrarse más allá del principio del placer. En buena medida, este fenómeno es consecuencia de la ambigua posición estructural de los estudiantes, que se divide entre su antiguo rol como sujetos de las instituciones disciplinarias y su nuevo estatus como consumidores de servicios”.
Moraleja: nos estamos enganchando a vicios depresivos.
Y un buen vicio, según Laura, sería preguntarse por cosas:
“Passar per la depressió és qüestionar-se el desig que un té. L’única manera de sortir del cercle de depressió, com de la mania emprenedora, és preguntar-te pel teu propi desig. Si no et fas aquesta pregunta entres en el terreny de la farmacologia que és el que devem evitar”.
Están bien estos consejos en estos contextos.
Porque ir a una charla a que nos expliquen que el capitalismo nos explota, como que lo veo redundante.
Desde aquí arriba escucho que entra en escena la pulsión de la muerte hacia uno mismo.
Mark Fisher mismo se suicidó hace justo siete años.
Con esta pulsión existe el riesgo del suicidio, claro, pero según Mark Fisher, es la única posibilidad de tomar distancia con la máquina que regula nuestras vidas.
Nos permite al menos un momento de lucidez.
Llevadot nos sigue llevando al extremo y aquí arriba cada vez hace más calor.
Por cierto, de Mark Fisher hablé en un Youtube muy aburrido pero en el que se destacan libros muy divertidos recomendados por el profesor de Leicester en su ensayo "Lo raro y lo espeluznante". Libros que utiliza para que seamos capaces de distinguir entre raro y espeluznante (al final tienes una charla que mantenemos con el periodista madrileño César Estabiel, habitual explorador de los Balcanes y el Cáucaso que nos lleva con la imaginación hasta Albania para hablarnos de una de las capitales más raras y espeluznantes de toda Europa, Tirana, de la que hablamos justo la semana pasada).
Otro tema recurrente en la charla.
Se incide varias veces en lo nefasto del “voluntarismo mágico”: “si tu quieres ser feliz, tú puedes”.
Y si para ser feliz nos tenemos que hacer estoicos, pues estoicos seremos.
Es curiosa esta moda del estoicismo. En la biblioteca tuve varias peticiones de libros sobre cómo acercarse al estoicismo. Me llama la atención también que todos los libros que hablan del tema, escritos desde la contemporaneidad, son libros con pocas páginas, supongo para no asustar al aspirante a estoico.
Nada menos estoico que un libro que te lees en unos ratos.
Laura Llevadot pone el acento en esto que decían los estoicos de no desear y necesitar más que lo justo:
“La depressió és la pérdua de desig. I és sintomàtic que independentment del títol que li posem a aquest símptoma, el nostre problema és un problema amb el desig. La meva idea és perque el neoliberalisme funciona amb el desig. És a través del desig com se'ns governa. Tot el que abans l’Estat procurava, a canvi de disciplinar-nos,- compte, per ser bons ciutadans-, ara ho hem de treballar nosaltres. Hem de desitjar coses. I arriba un moment que la gent perd el desig perque no sempre tens ganes de estar a la vida”.
Como estamos en una biblioteca, Oriol recomienda un libro, “Happycracia: Cómo la ciencia y la industria de la felicidad controlan nuestras vidas”, que ya me he apuntado en el Drive, y que pone el dedo en la llaga de nuestra alma explicándonos que la cosa se empezó a torcer en el momento en el que la psicología derivó en positivismo: “Aquesta nova vessant decideix que l’objectiu de la psicologia és ajudar-te a buscar la felicitat. Aixó no és cosa de la psicologia, aixó hauria de ser cosa teva”.
“L’ansietat no està aquí. Està en el futur. La depressió seria una reacció envers al que ja coneixem. I l’ansietat seria una engoixa envers el que ha de venir, o creiem que ha de venir”.
Y entonces toca hablar de la ansiedad.
Y este término tan de nuestro tiempo nos obliga a hablar del futuro. Según Oriol Rosell a nadie le hace puñetera ilusión el futuro. Existe una idea general, una “futurofobia” o cancelación del futuro, de que es mejor quedarnos como estamos porque el futuro será mucho peor.
“Aquesta promesa de la modernitat d’un progrés infinit és el que ens ha portat al desencís d’avui. Que s'acabi l’imaginari del futur em sembla una gran notícia”. Laur Llevadot.
Querida Milagros
Otra cosa que es capitalismo es venir a una ciudad a por una vida mejor y pasarte más de 60 años metida en un zulo. Rodeada de golosinas, es cierto, pero un zulo.
Ha fallecido esta semana a los 90 años la quiosquera del barri de Sant Antoni, Milagros Carballo, natural de Piedrafita do Cebreiro.
Todo el mundo destaca que llevaba más de seis décadas endulzando la vida de los vecinos y yo sólo puedo pensar en toda una vida sentada en un quiosco de un metro por dos metros.
Capitalismo también es decir que, por lo menos, esta señora tenía algo con que ganarse la vida.
En los últimos años tenía como paisaje una clínica dental, la misma en la que una vez esperando una cita Wallapop me paró la guardia urbana preguntando que qué es lo que hacía allí parado.
Tiene mérito tener cara de sospechoso a las puertas del Raval.
Por cierto, la señora empezó a despachar chuches en el año 62, en un momento histórico en el que todo estuvo a punto de volar por los aires.
62 años después la hemos sobrevivido.
Tampoco está tan mal.
Nota del autor: foto del quiosco de Anna Caellas el pasado sábado que fue festividad dels tres tombs.
¿Estás deprimido? No estés deprimido
“¿Sabes qué, Ponsonby? Cuando yo era joven les tenía envidia a los adultos. La gente de cuarenta y tantos años me parecían personas confiadas y respetables. No tenían que pasar por las penurias de la adolescencia, que si te ponías colorado con nada, que si las espinillas… «la piel de mandril», como las llamábamos en Ruttingstagg. En 1942 tenía una piel de mandril horrible; los granos eran los amos del universo.
Ponsonby ronroneó.
-Pues ahora yo tengo 46 pero no me siento ni confiado ni respetable. Y veo a los jóvenes pavoneándose por ahí… Tan seguros de sí mismos…. Dan miedo.
Ponsonby le miró atentamente.
-¿No te parece que esa es la cuestión Ponsonby? ¿Crees que los jóvenes de hoy me ven como alguien confiado y respetable, y que la gente a la que yo veía tan confiada y respetable se sentían como yo ahora? ¿O es que mi generación y a mí nos han saltado? ¿Las tornas han cambiado justo en el peor momento para nosotros? ¿Tu que piensas Ponsonby?”
Un libro que te recomiendo si pasas de los 40.
Bueno, un libro que deberías leer si no pasas de los 30.
Seguro que si llegas a los 50 ahora mismo te he desbloqueado un recuerdo con la intro de la serie inspirada en esta absoluta genialidad de David Nobbs (y que recuperó en 2012 Impedimenta para el mercado español, y un año después publicó la segunda entrega).
Reginald Perrin tiene 46 años, un trabajo en una empresa de helados congelados y como te puedes imaginar, una vida tirando gris. Como la nuestra vaya.
Estamos en la Inglaterra que aún no sabe que la vida va a ser más mierda aún con el advenimiento de Margaret Thatcher.
Así que decide disfrutar de eso mismo que se comentaba en la charla de más arriba: de una pulsión de muerte en vida (“la única posibilidad de tomar distancia con la máquina que regula nuestras vidas”, no sé si lo recuerdan de más arriba).
En la cabecera de la serie se ve al gran Leonard Rossiter (protagonista también de otra serie que hay que reivindicar, “Esto se hunde”) entrando en el mar.
¿Una metáfora del suicidio?
No por nada las iniciales del protagonista son R.I.P.
“¿Te has notado últimamente desganado, flojo? ¿Te cuesta concentrarte? ¿Has perdido la ilusión por vivir? ¿Jaquecas continuas? ¿Te duermes viendo Play for today? ¿Ya no consigues terminar el crucigrama igual de rápido que antes? ¿Mal sabor de boca matutino? ¿No paras de pensar en atletas desnudas?
Reggie se emocionó: ¡eran justo los síntomas que el tenía! La gente decía que el doctor Morrissey no era bueno, que te daba dos aspirinas y te mandaba para casa, pero no era así: aquel hombrecillo estaba hecho todo un taumaturgo.
-Sí, así es, eso es justo lo que vengo notando…
-Qué curioso, a mí también me pasa. Me pregunto qué será…-concluyó el médico antes de darle a Reggie dos aspirinas.
Humor y ternura.
Esas son las propuestas de la novela de David Nobbs para llegar a cualquier sitio.
Yo creo que no hay, ni ha habido, otra solución.
El mix de la semana
¿Es capitalista dedicarle seis horas de tu vida a escuchar una sesión grabada?
El otro día en Twitter Oriol Rosell hablaba del “persemprisme” (“foreverism” en inglés, termino acuñado por Grafton Tanner) que describe la imposibilidad de la nostalgia teniendo en cuenta que aquello que añoramos convive con nosotros: "el temps replegat en el que vivim, on res deixa d’estar present i les capes del temps es superposen en una època cultural que no pot desvincular-se del passat".
Esta semana le he dedicado la escucha por etapas a esta sesión de Jeffrey Sfire (Dj y productor con apariciones en Ultramajic o Dark Entries).
Es puro “persemprisme” en forma de toma en directo de casi seis horas en una fiesta Cocktail D'Amore' en las que, tal y como se jactan sus organizadores en su promo sheet, no se pincha más allá de los 115 bpm. O sea, velocidad de crucero ideal para que los de mi edad no se mareen y lo echen todo por la borda.
El set es más bien como un delicioso arroz con cosas.
Y sin urgencias en su preparación.
A la hora estás tentado de quitarla, pero en realidad no puedes porque la selección combina hits conocidos con otros hard to find para los oídos más avezados que te obligan a desenfundar el Shazam.
Hay tramos que conforman una bacanal de italo disco en sus múltiples facetas y sensibilidades.
También se puede escuchar como una selección de new wave, un tanto azucarada, ideal para estos días en los que ya se intuye la primavera y en cuatro días estamos en verano.
A las cuatro horas y media se escucha un tema de Prince que hacía mucho que no escuchaba (por cierto, ha salido a la luz en tuiter una foto del mismo posando delante de la Sagrada Familia en su visita de 1993).
Algunos temas que me resultan familiares, este “Eagles in The Night” que más abajo tenéis en edición del inefable rey del italo europeo, el veterano danés Flemming Dalum.
Destaca el japonés de Cocktail d’Amore Mori Ra pero lleva tiempo inactivo https://on.soundcloud.com/9sThz9XRLAqmnNQv6