Proyecto Hombre
Escarbando en mi Gmail encontré varios proyectos que nunca salieron a la luz
Estos días de septiembre son ideales para pensar en los proyectos que emprenderemos hasta que vuelva otro verano. Es llegar el fresquito y la mente echar a rodar.
Yo el otro día estuve borrando mails y demás material de desecho que dejaban la barra de capacidad de mi Gmail en un preocupante 98,2 por ciento.
Viviendo al límite.
Y entre toda esa cochambre digital me topé con varios proyectos que nunca vieron la luz. Algunas de estas ideas ni las recordaba.
Como en esto de la producción de contenidos todo se aprovecha, pues me dije de retomarlos para una de las primeras newsletters de después del verano.
Vamos con ellos.
Pero antes, te dejo con este mix monográfico con los mejores trabajos de Larry Heard aka Mr Fingers del que todavía no te había hablado y que te va a entrar como cuchillo en mantequilla.
Bon dia Raval
Uno de los motivos para que estos proyectos se encallen es el que denomino como “efecto tapón”. Es decir, cuando los mandos directivos de una empresa o asociación se encuentran tan apoltronados que no son capaces de ver más allá de su despacho (o poltrona).
Es lo que ocurrió con un boceto de informativo diario para la emisora de mi barrio, Ràdio Ciutat Vella, que realicé en 2018 animado por una amiga que colaboraba (gratis) en la misma y que me comentó que existía la posibilidad de montar un proyecto radiofónico. Yo le propuse un magazine matinal como rastreo de la actualidad local.
Al final, mi amiga se topó con los cuatro vejestorios de la asociación de vecinos que monopolizan la emisora y el proyecto quedó en nada.
No tuve oportunidad ni de presentar el Power Point.
Este verano, coincidiendo con las fiestas del Raval, vinieron a la plaza a colgar una pancarta promocional de la emisora en un árbol coincidiendo con un concierto para la tercera o cuarta edad. Desde mi ventana conté los minutos que tardaron en izarla.
Una hora y cuatro minutos.
El programa es dirà, “Aquest barri està molt viu”. Entenc que un programa d’aquest tipus és una mina de notícies, d'interès humà per a la comunitat, que és el que crec hauria d’interessar als que escolten la ràdio local”.
La verdad es que hacía una ilusión bárbara lo de retransmitir en directo, y de manera diaria, un programa matinal por el que fueran pasando algunos de los protagonistas del barrio del Raval.
Ya me imaginaba visitando los diferentes comercios de Joaquín Costa en busca de protagonistas que llevarme al micro.
De entre el millón de fruteros y fruteras que moran esa transitada calle entre peatonal y viaria invitaría al estudio al frutero metafísico. Entre tu y yo, al que recurro cuando ya no me quedan alternativas en mis fruterías de cabecera. Pero este me da conversación.
En los últimos tiempos se ha dejado barba de mujaidín pero sigue teniendo cara de buen chaval.
El otro día me cambió a última hora una cebolla pocha que estuve a punto de llevarme a mi casa.
Se disculpó y yo le respondí, “claro, hombre, todo tiene remedio menos la muerte”.
Entonces me comentó que la muerte no es que no tenga remedio. Es que hay otra vida más allá.
“Si has sido bueno, cuando mueres te quedas en un sitio bueno. Si has sido malo te quedas en un sitio malo. Pero ahí si donde te quedes ya no puedes cambiar”.
Pues nada, amigo, a portarse bien.
Un, dos, tres… un digger japonés
Una subcategoría de proyectos que nunca vieron la luz podría ser perfectamente el de las entrevistas-que-no-interesaron-a-ningún-medio.
Es el caso de la que realicé al coleccionista de vinilos japonés Chee Shimizu durante una visita a Barcelona en el verano de 2018 y en la que llegó a pinchar en Casa Bonay. Al responsable de la tienda tokyota Organic Music le acompañaba en esa ocasión en cabina Arnau Sabaté, actualmente socio fundador de la empresa Guzzu y que hizo las veces de conseguidor para ponerme en contacto con el digger nipón.
“Me interesa mucho la década de los 80, pero sobre todo me interesa saber cuándo llegaron las particularidades musicales de los 80 a cada país de los que visito. Es decir, identificar cuando llegó a producirse esa fractura entre la música más de tradición folclórica y la nueva ola de jóvenes músicos del rock y del pop. Por ejemplo, actualmente estoy muy metido en la música pop de Corea, un país que contó con una influencia social y cultural estadounidense que llegó de manera más tardía que a Japón”.
La verdad es que no recuerdo muy bien los pormenores, pero al final la entrevista no apareció publicada en ninguno de los medios en los que estaba colaborando por entonces. Y ahí se quedó. Ocupando espacio en el disco duro.
Si queréis que la publique me lo podéis hacer saber en la encuesta que os pego más abajo.
Por cierto, hablando de japoneses.
La semana pasada os iba a pegar un mix de otro pedazo de miura japonés del coleccionismo como MoriRa. Si, este nombre os debe sonar porque ya os he hablado de él. En este boletín está muy vivo. Resulta que la sesión desapareció misteriosamente el sábado por la mañana y tuve que cambiar el embed a última hora.
Se trata de la grabación en directo de una sesión del nipón el pasado mayo en un local de San Francisco.
Mola el japonés porque tiene una manera bastante, digamos, peculiar de pinchar. Tiene tan vasto conocimiento (y discos) que le resulta imposible ejecutar una sesión lineal. Caótica, por lo tanto muy humana, algunas mezclas bastante discutibles, pero unos temas que se te ponen ojos como platos japoneses.
A media hora para el final alguien coge el micro para avisar de que quedan 31 minutos de sesión. 31 minutos. Muy al estilo años 80 cuando el responsable de sala avisaba de ese Ford Fiesta que alguien aparcó impidiendo el paso.
En terreno de Justo Molinero
En otras ocasiones es la técnica la que se interpone entre lo proyectado y la realidad.
Tengo en casa las grabaciones en cinta K7 de todos los programas que realicé en la emisora local Santa Coloma Ràdio (no, no la del Justo Molinero, esa es Radio Teletaxi) durante los años 2001 y 2002.
En el programa que conducíamos en directo todos los viernes por la noche mis amigos Raúl y Jose Carlos. Llamábamos por teléfono, fijo, a un entrevistado con el que departíamos alegremente.
La verdad es que más de una vez he estado tentado de digitalizar todo esas horas de radio, pero no tengo manera material de pasarlas de cinta a Mp3.
También es verdad que cuando las he escuchado he sentido un poco de vergüenza. Pero bueno.
Yo os dejo por aquí la lista de los entrevistados por si alguien se engorila y me anima a hacer la transición.
La mayoría de entrevistas las aprovechaba para publicarlas por escrito en mis primeras apariciones en clubbingspain.com. Así que casi todas las entrevistas las tienes aún a tiro de Google.
Aquí va una selección de las que podrían interesar a los que vivimos en 2023:
06 de abril de 2001. Dj Tito (residente de Octopussy).
27 de abril de 2001. Especial Primera Edición Primavera Sound.
11 de mayo de 2001. Ángel Molina.
18 de mayo de 2001. Sideral.
25 de mayo de 2001. Nacho Canut (de Alaska y los Pegamoides).
19 de octubre de 2001. Professor Angel Dust.
07 de septiembre de 2001. Dj Yugu (Residente de Hélice/Chikita/Big Now).
16 de noviembre de 2001. Dj Fra.
23 de noviembre de 2001. Sergio Patricio.
30 de noviembre de 2001. Dj Loe.
28 de diciembre de 2001. Óscar Mulero.
11 de enero de 2002. Dj Amable.
18 de enero de 2002. DJ2d2.
08 de marzo de 2002. Raul Orellana.
22 de marzo de 2002. Francesco Farfa.
10 de mayo de 2002. John Acquaviva.
Los más veteranos habrán detectado algún que otro incunable, como esa entrevista imposible con Dj Yugu, francotirador de las cabinas en horario after. Tenéis arriba un vídeo en el que aparece pinchando en un programa de tarde de TV3. Increíble crossover programa para tietes presentado por Maria de la Pau Janer meets after hours bestia.
Cuando los afters no eran poca cosa ni tan residuales en Barcelona. En la Big Nau de Poble Nou, donde oficiaba este macedonio de nombre Slobodan Hristov, se podían concentrar miles de personas a finales de los 90.
Fent ghosting
A veces el bosquejo de un artículo se queda a medias por falta de entrevistados que doten al reportaje de más empaque.
Esto mismo me ocurrió con un proyecto de artículo que no llegué a finalizar en el que se radiografiaba el trabajo de los ghost producers.
En 2020 quedé con tres productores que en algún momento de sus carreras se habían tenido que enfrentar a la (ingrata) tarea de trabajar para otros sin que su nombre aparezca en los créditos.
“Conoces a alguien del mundillo, te animas y le propones producir algo a medias. Viene a tu estudio y para hacer un bombo se está una semana y encima suena a latón. Preguntas con tacto y vas descubriendo que el tipo siempre ha producido a medias con alguien. Que en realidad ha ido engarzando collabs con otros pero que al final del día es incapaz de producir solo. O los que te dicen que sólo trabajan en analógico y después suena a MIDI”.
Pero después me empeciné en entrevistar a un cuarto invitado, especializado en música makina catalana, que acabó haciéndome ghosting y esperando esperando a ver si un día se decidía a responder el texto se fue quedando en cola de proyectos a realizar.
El planteamiento del report partía de un tuit con el que me topé hace años, en el que un ghost producer explicaba como trabajaba para dos productores y estos mismos artistas, un buen día, se conocieron en un club, hubo sintonía y decidieron colaborar juntos.
Parásitos energéticos
A veces el propósito choca con la indolencia o incapacidad o falta de tiempo (o vete a saber) de la otra parte implicada.
Es el caso de un amigo que una noche de fiesta del verano de 2014 me planteó un guion para un corto. Se trataba de idear una historia en la que se desarrollara un concepto que yo desconocía hasta esa noche de cháchara desenfrenada: las larvas cósmicas.
Si amigos.
Las larvas cósmicas son la representación en la tierra de todo aquello que dejas para más adelante porque no tienes arrestos para enfrentarte a ello. Se concentran, por ejemplo, en aquellos rincones de tu casa que nunca limpias y acumulan polvo. En ese hueco se crían las larvas cósmicas.
Una larva astral se alimenta de todas esas veces que postergas la limpieza de los armarios más altos de tu cocina o de todas esas oportunidades que larvan tu capacidad de decisión.
Unos cuatro o cinco años después de esa propuesta quedé con ese amigo para entregarle el texto (cuando ya no ni se acordaba de tal ofrecimiento).
Desde entonces, ese guion se ha convertido en una larva cósmica para mi amigo.
Por lo que me comentó, parece que le gustó.
Aquí un extracto en exclusiva para que la larva empiece a sufrir un poco:
“Mario pensó que lo que podría haber cogido más polvo de la cuenta esta vez fuera aquel montoncito de revistas Ebony, Penthouse y Playboy que conformaban un lote de ediciones especiales de los años 80, por las que podía conseguir un puñado de euros a través de Wallapop, para cuando necesitara dinero para sus cosas”.
Rastreando que algo queda
Y ya por último, tengo aparcado un proyecto que no ha salido aún a la palestra porque el momento entiendo no era el apropiado.
En los primeros meses de la pandemia me salió la oportunidad de trabajar como rastreador.
Si, esas personas que te llamaban al poco de dar positivo para preguntar si te habías quedado en casa y te encuestaban los síntomas.
Estuve trabajando en dos tramos, en otoño de 2020 y a finales de ese mismo año hasta febrero de 2021.
De las pocas veces que he estado en un trabajo donde había que fichar para entrar y para salir (me impresionó la imagen de mis compañeros delante del reloj esperando la cuenta atrás de los últimos diez segundos de su jornada laboral y poder fichar para salir pitando).
Además de estas liturgias laborales, fui apuntando en una libreta las conversaciones más significativas que mantuve con los pacientes.
Todas esas anotaciones las tengo en un Drive y, ahora que ha pasado un tiempo prudencial de todo aquel drama, me pregunto si sería un buen momento para publicarlas. Probablemente en esta misma newsleter.
“Otro domingo llamo a los padres de una niña de Trinitat Nova que hablan en un idioma que no entiendo, ni llego a reconocer en lo más mínimo. Como es la única que sabe hablar español en casa, la propia paciente de nueve años se acaba poniendo al teléfono. “¿Soy positiva? ¡Si no me pasa nada!”. La niña les traduce el motivo de la llamada a los padres que enseguida empiezan a gritar en un idioma, que ahora sí, creo que es arameo. Se produce un escándalo en la casa que la niña ataja con una frase que resulta tan inteligible para mí como sedante para su propia familia. Al rato llamaré a un chaval de 22 años que no recuerda el segundo apellido de su madre”.
Mi ratio de mierdas que no ven la luz vs. cosas que si la ven es demoledor. Basicamente mi cabeza es muchísimo más interesante que mi vida. Qué te voy a contar.