Han abierto un Zara en Caracas
BestialO))) Culapsus nos habla de la situación en la capital venezolana
Lo conozco en Twitter por BestialO))) Culapsus.
Ahora que Venezuela ha dejado de salir en las noticias de este país, -¿será que ya no pasa nada en Venezuela?-, su cuenta se ha convertido en mi corresponsal en Caracas.
Es de los pocos venezolanos que conozco, ni que sea de manera virtual, que siguen haciendo cosas en Venezuela.
Cosas culturales.
Cosas interesantes.
Yo creía que todos los venezolanos que hacían cosas interesantes estaban aquí en Barcelona.
Pero no, aún quedan militantes como Abraham Araujo: “Bestialo es el nombre de una plataforma de difusión de eventos culturales. Es un proyecto que empezó con varias personas. Poco a poco los demás se fueron moviendo del país por la situación en Venezuela. De algún modo fuí quedando a cargo y no lo quise soltar porque me pareció una cosa como bien interesante, que permitía, a la ciudad y a mí mismo, hacer distintas cosas y funcionar como una plataforma”.
Por cierto, otras cosas interesantes que hace Abraham es dejarnos de vez en cuando algunas perlas musicales en Tuiter como el que debería ser disco de 2024.
Temas de esos que emanan nostalgia ya desde la primera escucha.
Estoy en una edad en la que siento nostalgia incluso por un pasado que no viví.
De eso va el hypnagogic pop de Patrick Flegel en su papel de Cindy Lee.
Otro disco bueno que tampoco escucharás en Spotify.
Asume tu barranco
El otro día Abraham y yo nos animamos a charlar a través de Zoom. La herramienta más utilizada en los últimos meses para hablar con amigos del otro lado del charco, actividad iniciada desde finales del año pasado cuando monté la charla sobre las minitecas.
En todo caso, a Abraham lo entrevisto porque se ha convertido en uno de los resistentes de la ciudad.
Le pregunté como es que no forma parte de los miles de jóvenes que salieron del país en los últimos años.
¿No quiso marcharse? ¿No se pudo ir?
“Las razones han sido como múltiples. He tenido interés en salir, claro. En el 2015, que fue cuando la cosa se empezó a poner como mucho más difícil, fue cuando falleció mi padre y tuve que atender cosas que él dejó pendientes. Se me hizo cuesta arriba ocuparme de buscar una salida fuera. Y poco a poco te vas quedando. Vas haciendo tu vida. Traté de sobrevivir y toda esa actividad cultural que seguí desarrollando me servía como un aliciente. “Si no hago esto, no me puedo mantener de pie”. Hasta que llega la pandemia y dices, “ni de vaina”. Aquí la cosa se puso mucho más difícil. Nos fuímos aislando poco a poco hasta que llegó la pandemia y se hizo casi imposible agarrar un avión. Permisos, COVID… Así que me fuí olvidando de lo de salir del país. Hasta hace poco que estoy considerándolo de nuevo. Por lo menos por unos meses, pues”.
La diáspora ha dejado la pirámide de población de Caracas vuelta mierda. De tal manera, que el público que asiste a las actividades del colectivo Bestialo se parte en dos generaciones que, en principio, no tienen que ver con la de Abraham: “Tenemos un público muy joven, o sea, estamos hablando de 19 a 25 años, algunos son mis panas ahorita, y yo tengo 42 años. Y entonces es como rarísimo. Tienes vínculos y amistades de ese rango de edad y en algunos casos colaboras y haces proyectos. Pero también está un público mayor a mí, o sea, gente de 46 a 50 años y entonces ese público acude porque está sediento de una Caracas que desapareció, los niveles de música son un poquito más exigentes”.
¿Dónde estabas tú cuando la Boiler de Caracas?
En Caracas han sucedido dos comebacks este último mes.
Ha vuelto a abrir un Zara (pero no cualquier Zara, el más grande de toda Latinoamérica).
Y además, volvió a la capital su hija pródiga. No cualquier artista. La estrellona venezolana más grande del pop mundial: Arca.
Los gestores de Boiler Room aprovecharon el paso de la diva por su ciudad natal para retransmitir una primera edición caraqueña de sus célebres streamings.
Primera vez en la historia que Arca se presentaba en concierto como estrella global en su ciudad y primera vez también que se celebraba una edición del streaming con las chupadas de cámara más famoso del mundo.
Y Abraham estuvo allí y nos tuvo informados a través de las redes.
Le pregunto si se atreve a darme dos o tres reflexiones de lo que fue la Boiler Room del pasado marzo.
Y entonces recuerdo cuando le comenté hace, no sé, ¿dieciséis años?, a uno de los directores del Sónar, si se habían planteado organizar una versión del festival en Sudamérica y por qué no en Caracas (donde yo entonces tenía contactos con la embajada española). Me dijo, con los ojos muy abiertos, que ni de coña, como si Caracas fuera el fin del mundo.
Y probablemente lo llegara a ser.
Pero ahora no tanto.
Porque unos cuantos de años después llega esa Boiler Room y de alguna manera, no sé si artificialmente, para empezar el precio de la entrada era prohibitivo según la situación del país, se demuestra una cierta normalidad de la ciudad de El Ávila en el concierto internacional.
La Boiler Room como el “Bienvenido Mr Marshall” del socialismo del siglo XXI.
“Yo sí creo que, como muchas cosas, tiene un aspecto full positivo y tiene un aspecto que, bueno, que obviamente genera dudas, ¿no? Yo mucho antes de que existiera la posibilidad de que se celebrara un evento así, consideraba que dentro de un posible primer line up, los primeros que tenían que estar eran Arca y Baba, mucho antes del despegue de Baba de los últimos meses. Me parecía que eran los representantes máximos a nivel nacional, a nivel local…”
Un amigo venezolano aquí en Barcelona me comentaba que el triunfo de la música caraqueña en el mundo de hoy es total: “tienes representados en la cima del mundo musical a los dos extremos de la sociedad caraqueña, Arca, de familia acomodada y el espectro más popular y de barrio súper humilde como Baba”.
No os quiero enamorar pero esta misma newsletter se convirtió en el primer medio de la madre patria en entrevistar al creador del raptor house, Baba. Después llegó toda una residencia en Razzmatazz.
Por cierto, este mismo amigo me comenta que los venezolanos que se mudaron a Barcelona tienen fama de snobs, pretenciosos y, de lo que es peor, de artistas alternativos.
Para todos esos venezolanos que piensen en Barcelona como la meca del artisteo. Aquí tenéis un artículo en el que Nando Cruz disecciona la realidad del Dj, del infraDj que abunda en Barcelona: “Y ya no es solo ansiedad. No vives ni gastas por miedo a no saber cuando vas a volver a trabajar. El verano pasado, por ejemplo, en junio yo no tenía casi ningún festival cerrado”. Parece que mucha gente se ha echado las manos a la cabeza con esto, pero Nando aquí describe la única realidad que conozco de entre los Djs locales: la precariedad.
Tengo otro amigo muy de boutades que dice que en lo cultural, en lo rabiosamente cultural, si a Barcelona le quitas la pátina artificiosa de los expats cada vez se parece más a Caracas.
“Aquí pasa una cosa, que como la escena es muy pequeña, hay productoras o crews o grupos dedicados a generar cultura con públicos muy reducidos. Entonces, por ejemplo, pasan cosas como que la gente se ofende o se molesta cuando ocurre un evento el mismo día que lo está organizando el otro y eso ha sido una lucha, a mí me ha pasado mucho. Y entonces ese día de la Boiler pasó eso y habían otros eventos y no pudieron hacer nada más que quedarse como de brazos cruzados porque bueno, se llegó una vaina internacional, me entiendes y qué vas a hacer, entonces eso descolocó también y a mí me fascinó”.
Abraham sigue comentando que se haría difícil bocetear los nombres de una nueva Boiler Room. Con la migración de mentes creativas en los últimos años “se han reducido las posibilidades de determinar a alguien que represente de una manera amplia el espectro venezolano”.
Pese a que sólo dos de los Djs de todo el cartel que desfiló por la Boiler, Yirvin y Baba, viven en Caracas actualmente, le pareció que el primer cartel “refresca mucho la escena de lo que ha estado pasando en Venezuela”.
“Muchos de los chamitos, o sea, el 90% de los del público joven, no tenían ni idea de quiénes eran ni Phran, ni Cardopusher, Yirvin más o menos, a Mpitch, Mariana, un poco más, pero porque Mariana ha hecho un poco la tarea de venir en los últimos tres años no. Pero de algún modo, ni siquiera es por el tema de los nombres, sino por el tipo de música que pueden aportar”.
El tema de la variedad musical entre los jóvenes, producto de unas nuevas tecnologías que nos meten de lleno en una burbuja musical algorítimica de la que es difícil salir, sobre todo cuando andas escaso de referencias, se ha hecho notar también en Venezuela. “Yo siento que refrescaba mucho la cosa, porque es que es lo que te digo, o sea, en Venezuela en los últimos cinco, seis, siete años ha predominado una especie de término de la electrónica que está muy restringida al sonido tech house. Que es como esta cosa que es como difusa, que no va nada, que no sientes como un cambio entre canción y canción. Yo es que no lo descifro…”
Nota del autor: Lo que yo llamo rollo Beatport. Estandarización de la música para conseguir vender más en la famosa tienda virtual, en muchos casos, único referente del comprador más joven.
“Si, tengo un amigo que también se refiere a esta música así, como beats genéricos de Beatport. Y eso ha sido muy fuerte, eso ha sido muy muy muy fuerte y cada vez más. Y los chamos no tienen referencias. Los chamos realmente no saben de la diversidad que hay dentro de lo que es la música electrónica. Las fiestas más serias, como más conceptuales, más dedicadas al tema, eran solo techno, techno y techno y quizás con algunas ligeras variaciones de electro por allí, por acá...”.
🫠✌️