Disculpad que sea reduccionista.
Pero creo que todos nuestros males se resumen en uno.
Y es el siguiente.
Un mundo se está acabando pero no sabemos si empezará otro.
El otro día me llamó mi amigo Fermín para proponerme un tema para este tu boletín de culto. Sabe que me gustan los temas marginales, crepusculares, agónicos si cabe.
Así que me habló de un documental que se presentará el próximo sábado 2 de noviembre en los cines de la calle Girona de Barcelona: “Los últimos pastores”.
Contactamos con su director, Samu Fuentes, para charlar de la experiencia que supone grabar a los hermanos Mier, Fernando y Manolo, los dos supervivientes de esta (casi) fenecida comunidad de pastores asturianos que viven casi todo el año alejados de sus semejantes.
Samu Fuentes vive en Noreña, conceyu ubicado entre Oviedo y Gijón, supongo la mejor manera de vivir en Asturias. En un pueblo minúsculo a medio camino de las dos grandes ciudades del Principado.
Me informa el director que las imágenes del documental fueron recogidas en Las Arenas de Cabrales, la zona del famoso queso de Cabrales, en el puerto de Portudera. En condiciones ambientales bastante extremas como se explica en el vídeo que tienes más arriba.
“El documental aguantó un mes en salas de Asturias que, para como está la cosa, es la leche. Los medios especializados la recibieron muy bien, Fotogramas le puso cuatro estrellas y Cinemania otras cuatro”.
El documental se presentará a los Goya y ya preparan un pase especial para académicos el próximo 2 de diciembre en Madrid. Estará disponible en la plataforma Veomac para que la puedan valorar los académicos de cara a los próximos premios. “Está complicado. Pero entiendo debemos presentarnos teniendo en cuenta que ha tenido buena acogida de público y crítica”, comenta Samu.
Sería la primera vez en la historia de La Semanada que entrevistamos a un premio Goya. Me haría ilusión darle suerte a esta pieza, joder.
Samu me explica que vive de los rodajes, lo cual también es una suerte, y también imparte clases en un centro de formación ocupacional de imagen y sonido, con alumnos que vienen del INEM.
Me comenta que esta fase promocional de la película en la que se encuentra ahora mismo no le resulta especialmente pesada porque le reconforta visibilizar el trabajo de todas estas personas. “La gente que ha visto la cinta empatiza con los protagonistas. Me preguntan por ellos, se interesan por saber cómo están... Y además tenemos muchos feedbacks de gente que se dedica al pastoreo. Es un trabajo con valor antropológico, de hecho, en noviembre pasaremos la película en alguna universidad de antropología.
La música es obra de la malagueña Paloma Peñarrubia con la que ha trabajado anteriormente en “Bajo la piel de lobo” (mi admirado Oti Rodríguez Marchante, al que seguía en los debates de “Qué grande es el cine”, comentaba en ABC de esta película: "No llega a apasionante, ni propone dilemas profundos sino más bien elementales, pero, misteriosamente, consigue enganchar por la pericia del director”).
“Le conté a Paloma un poco lo que quería. Yo es que nivel musical soy muy torpe. Yo estudié magisterio y me quedó música de segundo y de tercero con la flauta. Por eso doy mucha libertad… Pero sé si la música encaja en una película o no”, reconoce Samu un poco azorado.
No se puede saber de todo, Samu.
Yo me voy despidiendo hasta la semana que viene. Pero antes por aquí tenéis la banda sonora de la película que nos ocupa y más abajo el embed al Bandcamp de Bajo la piel de lobo.
Los últimos pastores