La semanada con David Puente
El podcast de La Semanada
Una rave de pensar
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Una rave de pensar

Podcast musical + entrevista con Ana Gorostizu para presentar su manifiesto

Todo va muy rápido.

Al final nos haremos daño.

El otro día un amigo sevillano me regaló El arte sin órganos- Manifiesto de la música electrónica escrito por Ana Gorostizu. Lo acabo en un santiamén, busco a la autora por las redes y amablemente accede a charlar conmigo una mañana de viernes.

Después compruebo con horror que Oriol Rossell se me ha vuelto a adelantar con la entrevista. Veo le estuvo haciendo de host en la presentación del libro en Barcelona y aprovechó la charla para su sección en en el programa Territori Clandestí de Ràdio 4 de RNE.

Una charla muy teórica. Para muy cafeteros (“al final si soy escritora de algo es de filosofía. Me resulta muy difícil no meterme en cosas tan densas”).

Así me gusta, que la gente filosofe.

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Liminal es un umbral

Le pregunto a esta flanêuse madrileña del sonido y peregrina de las raves cómo era su vida antes de publicar el libro. En el ensayo hay mucha reflexión teórica pero también hay mucho de ella misma. Por ejemplo, se describen algunas escenas en raves.

“Este es un proyecto que viene por unas ayudas de Injuve para la realización de proyecto de artistas jóvenes. Hace un par de años se decidieron a apoyar también proyectos de investigación como mi trabajo. Mientras iba leyendo historia de la música electrónica e iba acumulando mis propias intuiciones como más teóricas pensaba, «esto tiene que ser parte de lo que yo escriba». Estas reflexiones no están separadas de mis vivencias en raves. Estoy de fiesta pero no dejo de pensar en un montón de conceptos sobre los que yo leo y mi experiencia supermediada por esta carga teórica de comprender que me pasa a mi en estos entornos. Una forma casi fenomenológica de preguntarnos, «¿qué nos pasa a los cuerpos en según qué espacios?». Y de todos estos temas en los que hablo en el manifiesto”.

Le preguntaba a Ana si había cambiado su vida mientras escribía y reflexionaba sobre fiestas electrónicas porque, no es por hablar de mí, pero yo sí que cambié. Me lo pasaba tan bien en según qué clubs de Barcelona, que decidí convertirme en periodista musical y escribía cada semana crónicas sobre las noches más destacadas de Barcelona. A partir de eso dejé de pasármelo tan bien en los locales de Barcelona. Dejé de ser más yo para ser más otro.

Pero bueno, eso fue hace mucho (por cierto, un dato sangrante, la protagonista de la newsletter de esta semana nació en 1998, que es cuando empecé a disfrutar de esas fiestas electrónicas. Estoy tentado en decírselo pero al final no lo hago. Cierro paréntesis).

“Para mí salir a este tipo de fiestas siempre ha estado muy relacionado con la teoría. Yo empecé a salir a fiestas techno cuando había leído ya algunas cuantas cosas y disponía de unas cuantas intuiciones. Como que nunca ha habido una separación total entre la teoría y la fiesta”.

Algunos no salen a fiestas techno sin antes haberse tomado unas cuantas cosas. Hay otra gente que no va a fiestas techno sin antes haber leído unas cuantas cosas.

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“El cuerpo se transforma dentro de la propia rave”.

Supongo no hay un acto de transformación mayor que la primera vez que se entra en una rave o en un after.

Uno de los recuerdos de mi vida tiene que ver con aquella sensación de penetrar por primera vez en un after, toda esa gente metida en un antro en el centro de Barcelona, muy cerca de Passeig de Gràcia (supongo que la sensación de «liminalidad» de ese momento revelador fue mayor que si me hubiera desplazado expresamente a una nave industrial en Hospitalet), y hacerme esa pregunta que todavía hoy repica en mi cerebro, y en mi corazón, de preguntarme, «o sea, mientras yo estoy intentando estirar el sueño después de otra noche de insomnio, ¿hay gente que sigue bailando como si fueran las once de la noche?».

Todos aquellos cuerpos indescifrables, ambiguos, bailando y deambulando al son de una música indescifrable, ambigua, bailable en una hora indescifrable y ambigua.

“Mi primera rave fue debajo de un puente en Vallecas. Una sensación muy especial la de estar en un lugar que se sentía muy a las afueras de todo. Como un espacio resguardado, pero entre medias de la legalidad y lo semi prohibido. Eso le daba un algo muy romántico… Me impactó mucho toda la travesía hasta llegar al puente. Me ha acompañado desde entonces esa sensación del camino que tienes que hacer, de salir del espacio normativo, para poder convertirte en otra cosa”.

Yo conozco a gente que aún hoy, ante la perspectiva de un fiestón es incapaz de ingerir alimento alguno horas antes de salir.

“Si, estoy de acuerdo con esa teoría de que te lo pasas cuando más alejada está la rave de la ciudad donde vives. Aunque la música electrónica no está nunca del todo fuera de la ciudad porque, al fin y al cabo, es una música muy urbana. Es una música que te traslada a sensaciones muy de la urbe. Pero sí que hay que salir del centro y para mí lo mejor en este aspecto está en Vallecas”.

Un filósofo francés no tan cenizo

Y después de publicar su primer libro, en qué punto se encontrará Ana. Ese momento crítico en el que se supone van a seguir pasando cosas: “Me ha sorprendido que haya interpelado a tanta gente porque cuando lo estaba escribiendo no encontraba con quien hablar del tema. Pensaba era un tema muy nicho”.

Pero es que lo nicho ya no existe, Ana. Eso lo sé hasta yo.

Por cierto, llegados a este punto: ¿Qué tiene Gilles Deleuze (foto) que no tengan otros filósofos? (foto de arriba, por cierto hace unos días se cumplieron 100 años de su nacimiento y al acabar este 2025 se cumplirán 30 de su muerte).

“Bufff… Lo tiene todo. La forma de percibir la realidad en Deleuze es muy interesante porque es una cosa muy de la positividad. No tiene nada que ver con la dialéctica más marxista a la que estamos acostumbradas desde la academia en España. Es una filosofía de la apertura. Hacia la creación, hacia lo nuevo… Lo veo de una forma más clara que toda esta negatividad tan característica de la escena de Frankfurt, que es donde yo estaba más cómoda hace unos cuantos años”.

Me llama la atención también el término nostalgia que Ana también trata en el libro. Uno de los grandes temazos del momento.

Disfrutamos hoy de la nostalgia de un tiempo que no se ha vivido, por ejemplo, sigo flipando con esa deria de los jóvenes por Nirvana. “Uy, pero de eso ya hace muchos años, eh”, me contextualiza Ana. Si es lo que yo digo, todo va muy rápido. ¿Cuánto va a hacer que murió Kurt Cobain? ¿31 años?

Y después hay otro tipo de revival que es producto de internet. Por ejemplo, ves pinchando a jóvenes música del pasado que los de mi edad no pudimos escuchar en su momento. Me refiero, por ejemplo, al house italiano de finales de los 80, principios de los 90, conocíamos dos o tres proyectos, pero desde hace unos años coinciden en el mismo plano temporal, esas producciones reeditadas que alguien encontró en una cubeta por entre las ruinas de una discoteca en Rimini, a las que se unen producciones nuevas que vigorizan aquel sonido realizadas por chicos jóvenes que es lo que están pinchando ahora. O sea, consiguen bolos por ese tipo de sonido que no es bien bien contemporáneo. Y entonces dices, «qué bien que la gente joven esté revalorizando algo del pasado pero que, en realidad, se nos escaparon muchas cosas cuando era su momento». Yo creo que este desfase, está hauntología, es algo muy de ahora.

Fantasmas que se quedaron como en una especie de purgatorio.

“Veo algo parecido en el caso del folk. Todos esos grupos que desde hace unos años han aparecido de folkotrónica. Músicas que rememoran música más antigua, popular de las localidades, y que de repente se convierten en un sonido nuevo. Y estoy pensando en Baiuca porque mi familia es de Galicia y escuchar sus muñeiras es como volver a los veranos de mi infancia. Lo escucho en el coche y siento que también es mi presente”.

Ana tuvo de profesor de muchos años a uno de los productores de este tipo de revival folk con esquirlas electrónicas, Yoel Molina, del proyecto Casapalma, que a su vez tiene relación artística con Castora Herz, al que os recuerdo entrevisté para esta misma newsletter.

Aquí los tienes reivindicando lo charro.

Hace 30 años reivindicar lo charro a través de la electrónica hubiese quedado como una cosa muy excéntrica, muy daliniana.

Muy loco todo.

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Bailar pegados no es bailar

Otro apunte importante en el manifiesto de Ana es el tema del baile. Tengo un amigo que hace unos días escribió en su perfil: “Bailar en público es el último ejercicio de resistencia política”. Igual lo copió de algún sitio porque no tengo amigos tan brillantes, pero creo que va muy en la línea de lo que explica el ensayo.

“Bailar siempre es político porque pones el cuerpo hacia adelante para que otros lo vean. En realidad es un ejercicio de vulnerabilidad. No sabes si esos movimientos serán seguidos… A veces, cuando estás tu sola bailando se establece un poco de violencia a tu alrededor. Miradas que te persiguen… Pero en las fiestas populares bailar siempre ha sido un ejercicio de resistencia. Y si vamos mucho más atrás en el tiempo, comprobaremos que bailar tiene mucho que ver con esa reconciliación de los ritos, especialmente los dionisíacos, del puro desenfreno del cuerpo a través del baile para luego volver a la normalidad”.

Le pregunto a Ana, que es más joven y tiene relación con los más jóvenes, por la conexión que tiene hoy una joven de 20 y poco con el techno. ¿No se concibe como música que escuchaban nuestros padres. ¿Sigue funcionando como refugio? ¿Cómo signo de identidad?

Cada cierto tiempo recuerdo que lo que me dijo un DJ del Moog allá por el año 2000, «en unos años el techno se escuchara únicamente en boites como el jazz para gente de una cierta edad». De momento esa profecía no se cumplirá mientras Jeff Mills siga vivo.

“A la gente joven le interesa el techno en tanto en cuanto sale de lo binario. Le interesa cada vez más lo que está fuera del género. Esos espacios en los que la expresión del propio cuerpo puede hacerse tal y como una quiera. Y eso es una cosa que atrae mucho del techno”.


Tracklist del podcast

Para la primera mixtape de este 2025 os he preparado un maridaje que contempla la variedad cromática de bandas de jazz danesas, efluvios de Zanzíbar, unas ráfagas musicales desde Monterrey, hipnosis desde Taipei, el latido de la Antigua Guatemala, mucho amor desde el Congo belga, lituanos tronados, ese coreano que no falte, una de las intros más bellas del mainstream británico, de unos ya Prefab Sprout crepusculares, la joint venture que nadie vio venir entre Shackleton y Six Organs of Admittance, un bootleg de un tema viejuno de Joe Jackson (estas coincidencias me siguen flipando, una canción que llevaba años sin escuchar, la vuelves a oír en una sesión random y al día siguiente descubres que mientras tu la tenías olvidada a un tipo que se hace llamar ΗØЯƉЄ$ se le ha ocurrido recuperarla para un bootleg)

Casi todo salió publicado en lo que llevamos de década. Podría ser un recopilatorio no oficial de temas de estos locos años 20 (de muchos de estos temas hice acopio durante lo más duro del encierro COVID, no me los pude estudiar todos como se merecían y les he dado una oportunidad en el tracklist de febrero).

Está feo que lo diga, pero la primera media hora me ha quedado bordada. No parece que lo haya editado yo. Me encanta cuando quedan bien empastados los temas. A veces si el track no queda bien en el continuo lo acabo descartando por muchas ganas que tenga de meterlo.

Soy un esteta en esto, no lo puedo evitar.

Tracklist

Albergo Intergalattico Spaziale - Senza Titolo
Okkyung Lee - The Longest Morning
Edward Ka-Spel - Clara Rockmore's Dog
Numün - Tranceport
Bremer/McCoy – Hvor Du Er
Prefab Sprout - I Trawl the Megahertz
Khotin - Outside in the Light
Eivydas K - Blue Eyes, Blonde Hair
Jucifer - المحتلة لم يتم غز Un Occupied
Dreg - Keyed
Bride - Love Darts
Fracatso - Ding Dong
Poperttelli - Flaner
Shackleton & Six Organs of Admittance - The Sign of The Dove
A Taut Line - Snowfall on the Debris
Baba Stiltz - Stockholm (Powder Remix)
SiP - Sparkling Spur
Dream Baby Dream - Love Zone
Al Wooton - Imperio Toledano
Siti Muharam - Machozi ya Huba
Brokenchord - Weather Radio (original)
Gong Gong Gong 工工工 & Mong Tong - Something Isn’t Right 蹺蹊
Pirámides - Ráfagas
William Doyle - I Need To Keep You in My Life
Milan W.- Face to Face
JØЄ J∆ϾКϨØИ - Ϩ₮ЄⱣⱣỊИ ØṲ₮ [ΗØЯƉЄ$ ƁØØ₮ⱢЄ₲]
KOKOKO! - L.O.V.E.
Di Laif - Kin
Sunsplash - Besos infinitos
Yeleen - Love, Peace & Trance
Christian Zippel aka Genuine - Downtown
Sam Goku - Wedding Dance

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