0:00
/
0:00
Transcripción

Badalona m'esborrona (V): La virgen del árbol

La cruz de Montigalà dio sombra a mi infancia

“Oh Jesús meu estimat, que en una creu afrontosa vessant vostra sang preciosa moríreu per mí clavat, siau per sempre alabat”.

Si la niñez es tu patria, entonces la cruz de Montigalà es mi senyera.

El símbolo que dio sombra a mi infancia.

El peak de mi niñez.

La primera cruz, diseñada por el arquitecto Joan Amigó, fue colocada el 28 de septiembre de 1913 con motivo de las fiestas constantinianas, conmemorando el Edicto de Milán del año 313, en el que el cristianismo se convertía en religión tolerada.

Este año he decidido celebrar mi cumpleaños rememorando aquellas subidas, de un tiempo remotísimo, antiguo, cuando la cruz estaba tan alta como mi padre, como tu padre, como todos los padres del mundo.

Si te ha molado esto que dicho de los padres del mundo… suscríbete. I’m your father.

En los años 80, el conocido entonces como polígono de Montigalà era excursión obligada para los vecinos de la zona que no teníamos ni segunda residencia, ni pasta, claro, para salir de viaje a ningún sitio. Teníamos globos pero eran de piedra.

Los 80 para mí es este cactus que crece a los pies de la cruz (foto).

Montigalà se erigía como pulmón del ocio lumpenproletario de barrios aledaños como los badaloneses Sant Crist, Lloreda o Bufalà y colomenses como el Fondo (el extremo de la línea roja del metro de esta parte de Santa Coloma te deja a poco más de media hora de la citada cruz).

Lo he explicado muchas veces en plan, “he visto naves arder más allá de Orión”. Así que allá voy otra vez. El área en el que reposan actualmente grandes malls, como el Ikea o el Carrefour, hace 40 años aún era una zona peatonal con dos circuitos por donde dar vueltas con la bicicleta. Eso sí lo tenían los 80. Espacio. En los 80 había más espacio para todo. Y para todos.

Pero las manifestaciones de vecinos y pequeños comerciantes por mantener la zona libre de grandes almacenes no dio fruto alguno y “todos esos recuerdos se perderán como lágrimas en la lluvia”.

Ya no queda ni rastro, estuvo casi diez años en un estado de ruina total, por internet encontraréis vídeos de espeleología discotequera que ríete de El Secreto de la Pirámide, pero al lado del Toys'R'Us se levantó en su día la discoteca más cara de Europa. La discoteca de los 1.600 millones de pesetas. Gran Velvet. Vino Chiquito de la Calzada a la inauguración en 1994. Pero 30 años después, no queda ni Gran Velvet, ni Toys'R'Us. Ni ocio para los jóvenes, ni juguetes para los niños. Piensa en eso.

En este vídeo tenéis a Paco Pil en el que explica, entre otras barbaridades, como metió a 9.000 personas la noche que presentó el álbum Energía positiva, y que cobraba un millón de pesetas por bolo cuando salía fuera de la discoteca (para los más jóvenes eran unos 6.000 euros de entonces). Como residente de la discoteca más grande de Europa, “antes de que reabriera el Privilege de Ibiza”, cobraba sólo 50.000 pesetas (unos 300 euros). Momento televisivo delicioso ese en el que, cuando parece que ya lo están despidiendo, saca en pantalla su libro Me debes una fiesta ante la estupefacción del presentador. “Estamos en una segunda juventud y toda promoción nos interesa”.

Vi-vi-vi viva la Fiesta. Paco Pil… Chimo Bayo... Josmar… David Civera… Ya no distingo a unos de los otros.

Otras cosas más bonitas.

Por esas carreteras libres de coches entrenaban jóvenes promesas que pronto se convirtieron en realidades del fondo catalán como Cortés Huete (con una estratosférica marca de 2:07:48 en maratón). Hace cinco años el diario Sport publicaba una entrevista con el badalonés que decía, “de pelear por el récord de Europa de maratón hace 20 años a suspirar por un trabajo fijo”.

Compruebo, pues, también carga con la cruz de muchos que cruzamos los 50.

La crisis sin fondo.

Compartir La semanada con David Puente

Y toda esa zona que os voy describiendo contaba con el encanto de la Cruz de Montigalà. Testigo de piedra de bocadillos de tortilla de patatas y entierros de la sardina. Si aquí se hicieran excavaciones se encontrarían millones de esqueletos de sardinas. Parecería que aquí hubo mar en un tiempo pretérito. Pero nada que ver, son las raspas de las sardinas que enterrábamos los niños para despedir los Carnavales de esos espinosos 80.

Un lugar con vistas privilegiadas a la sierra de la Marina por una ladera y al skyline de Sant Adrià y Barcelona por la otra (también podéis ver a lo lejos Sant Jeroni de la Murtra , foto de arriba, con un valor histórico que nos hermana con el nuevo mundo).

Hoy jueves me encuentro caminando por estos lares en busca de unas señoras que suben, cada jueves y cada domingo, desde el año 1987, hasta esta montaña. Barren y adecentan una especie de balconcito en la cara de la montaña que da a la comarca del Barcelonés. Preparan diferentes representaciones de la vida de Jesús. Pude hablar con ellas en agosto de 2020 justo cuando reprendieron sus peregrinaciones que interrumpieron durante los primeros tres meses y medio del COVID.

Colgué un vídeo grabado en directo por Instagram con mi móvil antiguo, es decir, de calidad justa para atestiguar que, efectivamente, esas señoras existen y barren la montaña.

(nota del autor: ahora que vuelvo a ver el vídeo constato que esa psicofonía cromática dota a la grabación de un aire entre misterioso y místico que entiendo le sienta bien).

Es mediodía de un día de agosto de 2020 y a la sombra del árbol mariano barren los detritus de los chavales que lo dejan todo perdido con los dichosos botellones.

Religión vs botellón.

Choose your fighter.

Compartir

¡Ay La Virgen!

Por el camino me he topado con gente que parecía pasear pero su reacción al cruzarme con ellos ha sido como que los he pillado en un momento en el que iban a emprender otra cosa. No sé muy bien qué. Gente muy rara. Muchos grupos de señoras de unos 60 años con esos palos como de esquí de fondo. Veo a un hombre cepillando al perro. Y me apunto entonces una cosa que quería comentaros hace tiempo, y es que la gente cada vez tiene perros más grandes.

Bajo por ladera más escarpada y allí me las encuentro en silencio en ese balcón natural que han aplanado con la sobriedad de sus escobas.

Me invitan a sentarme con ellas. De hecho, hay un sitio libre en una roca con una almohadita para que no se resienta el culo. Sólo un sitio libre y lo voy a ocupar yo.

“El señor nos va enviando a las ovejas descarriadas”.

No sé si está mujer me quiere decir algo.

Las conocidas como señoras de la virgen del árbol siguen cuidando de unas construcciones que ellas mismas han levantado y en las que se representa el río Jordán, la cueva de Belén (“el niño Jesús desapareció el día después de ponerlo”), el vía crucis… La propia virgen se va comunicando con ellas para dar instrucciones de, por ejemplo, cómo deben ir preparando el terreno, a donde tienen que ir (“tenemos pendiente un viaje a Roma pero estamos a la espera de que nos confirme la fecha”). Un terreno rocoso que ellas han convertido en una mirador, en refugio para unas oraciones que se pueden extender hasta bien entrada la tarde.

Me comentan como novedad de este año un auténtico misterio: el único algarrobo que ha dado fruto este año ha sido justo el árbol donde se presentó la virgen. Con sus algarrobas crean los rosarios con los que rezan.

Otra de las novedades es que los chavales ya no suben hasta aquí para hacer botellón.

No algarrobas. No porros. No nada. Pensad en esto.

Una cosa que ya me llamó la atención hace cuatro años es que la propia señora a la que se le presentó la virgen, se acuerda del año, pero no del día exacto. Esto me lo hace notar hoy también. Y es raro. Yo lo recordaría todos los años en Facebook. “Hoy se cumplen 23 años que se me apareció la virgen…”.

Antes de irme, apuntaros que hacía un año y medio que no publicaba entrega de esta serie sobre Badalona. La última vez os hablé de DJs pioneros de la ciudad, de cuando no utilizaban apodo. En el tercer post os relaté mi fin de semana con ex compañeros de instituto para celebrar 40 años de amistad, con el bonus de una sesión de Dj de 12 horas que ya se han descargado más de 2.000 loquitos. A ese target es el que va dirigido este boletín. A gente que no tiene miedo a descargarse 12 horas de buena música. En el relato anterior tenéis el podcast con mi excursión por Llefià, uno de los barrios más populosos de Badalona. Empezamos la aventura en enero de 2023 con una entrevista a Sergi Deckard, uno de los DJ más reconocidos de Barcelona y alrededores y responsable del Switch de Gràcia.

Si te ha gustado este historia que sepas que tengo más. Spread the world!

Compartir